Gracias a la sugerencia del
Tuco y la paciencia de
Felipe, a mediados de 2004 nació este espacio donde, en forma semanal, me propuse plasmar ideas mezcladas con algunas cosas que pasan frente a mis ojos. Desde entonces, con más frecuencia de la habitual, mi vida comenzó a tejerse de coincidencias y cruces hermosos y raros.
Conocí a
Roberto Arancibia, quien para mí y muchos otros es el padre de los bloggeros chilenos, y además resultó ser amigo de infancia de mi padre y mis tías. Un comunicador hiperactivo que nos reúne y nos incentiva “sin querer queriendo” a crear a partir de nuestras experiencias. Desde entonces han pasado muchas cosas y me he reencontrado y conocido real y virtualmente a muchas personas.
La retroalimentación que he recibo es un tema aparte. Uno de los hechos que más me conmovió fueron los mensajes de Armando, quien vive en Estados Unidos y, durante sus años en Chile conoció a Bernardo Baytelman, el Beco, mi abuelo paterno. El Beco era un ser mágico y luminoso, que marcó la vida de mucha gente. Murió muy joven, a los cincuenta y tantos en el exilio, en México. Mis recuerdos se confunden en la memoria de los otros, como la de Armando, a quien mi abuelo ayudó durante un incidente antisemita que ocurrió en Santiago hace más 40 años.
También son muchos los que han llegado al blog porque estudiaron en el
Latinoamericano de Integración, o tienen alguna afinidad con este
colegio que marcó una parte importante de lo que soy y que ha inspirado varios de los escritos que habitan este lugar.
El mundo del blog me llevó a conocer personalmente y tras una cuota preocupante de casualidades a
Agnes, quien tiene un parecido onírico con mi madre, lo que supongo se relaciona con sus genes rusos. En lo virtual no puedo dejar de mencionar a
Ceci, mi amiga y colega que está en Vancouver, con quien compartimos una forma muy parecida de mirar y contar las cosas, aunque sé que en la vida real ella es mucho más tímida que yo, y en lo profesional, más matea.
Como algo curioso, puedo citar que hace poco me escribió Nibaldo, creador de
zurdos.cl, pidiéndome que le explicara cómo les
enseñé a mis hermanos a tejer. Asimismo, recibí un comentario de agradecimiento de
Rolando Báez, curador del
Museo La Merced, con quien nos juntamos a tomar un café y también estamos tejiendo una amistad con lana colorinche de gustos e intereses en común.
El blog tampoco ha estado exento de polémica, como la que
viví junto a Roberto, por una señora italiana hija del pintor Ottorino Mancioli, que creyó que estábamos ofendiendo a su padre, cuando la idea era destacar su obra. Caso aparte fue Sara, quien apasionadamente me conminó a escribir sobre temas verdaderamente importantes, como los que le dolían y le duelen a ese Chile que ella conoce desde su vida en Nueva York.
Para seguir con las conexiones, está
Ewa Kulak, quien por estos días está en Polonia presentando el libro que compila algunos de sus escritos. Siento por ella una admiración cyber-cultural-literaria, por la bella forma en que transmite la y las culturas que la rodean, más allá de muchas fronteras. Fue muy emocionante cuando destacó mi blog en su sitio web, todo un honor viniendo de esta polaca tan patiperra (traducción: buena para recorrer el mundo). También ha sido increible tener en Chile y en mi casa a su cuñano
Lizardo y a la encantadora Silvia.
Además de todo esto, el blog sirvió de vitrina para que me ofrecieran escribir una columna mensual sobre temas principalmente urbanos en el Revista Santiago Entretenido, espacio donde he escrito sobre la Plaza de Armas, la Feria de Artesanía de los Publos Indígenas en el Cerro Santa Lucía, la Confitería Torres, el Tren del Vino, el Museo de La Merced, la Bienal de Sao Paulo en el Mac, el Palacio Cousiño y la Plaza Las Lilas.
No puedo finalizar este desordenado y (para mí) emotivo recuento sin agradecer a ESM, mi más fiel y crítico lector, quién me acompaña en muchos de los relatos antes que sean “papel”, quien comparte mi vida y dentro de mis ojos mira las cosas que veo.