miércoles, febrero 20, 2019

Regálenme flores mientras estoy viva

Me encantan las flores. Siempre que puedo trato de tener flores frescas en mi casa. Lo único que me genera una sensación muy rara, son las flores asociadas a la muerte. Puede deberse a que soy judía, y en las ceremonias fúnebres judías no hay flores. Mientras para los católicos y personas de otras religiones, las flores aparecen como un elemento para despedir con color a la persona que parte, para nosotros es como algo más que está muriendo, que se descompone junto al cuerpo de nuestro ser querido. Los funerales judíos son austeros y llenos de simbolismos y eso me gusta.

Esta mañana acompañé a una amiga a comprar flores para mandar a la casa de una mujer muy joven que murió de cáncer dejando dos hijos y un marido. Cuándo estábamos por pagar mi amiga me dije “al igual que tú ella era judía”. Me quedé helada. Le expliqué que nosotros no llevamos flores a los funerales, que sobre las tumbas ponemos piedras. Ella decidió que mandaría flores igual para mostrar sus condolencias.

Cuando yo muera no quiero flores. Y no se trata solo de atenerme a la tradición judía. De hecho -aunque creo en D’s- no soy una persona profundamente religiosa e incluso quisiera ser cremada (lo que está prohibido por mi religión). Pero preferiría que en lugar de preocuparse de comprar flores, usen ese dinero en hacer un donativo a alguien a quién le falte comida, o para una fundación que plante árboles o realice investigación para curar el cáncer o el VIH. En lugar de ir a comprar flores les pediría que vayan a abrazar a mis familiares, que les lleven comida para que no tengan que cocinar mientras tienen pena, que cuenten historias de mis hazañas y locuras palomiles, que se rían, que canten, que cuenten, que coman, que piensen en emprender alguna acción loca y feliz en mi nombre.

Regálenme flores mientras estoy viva. Cuando ya no esté, regalen y regálense en mi nombre mucha felicidad.

domingo, noviembre 05, 2017

El Arte de la Selfie

Hay diálogos que son impostergables. Es el momento de la selfie, del diálogo urgente de uno mismo con el entorno, con el fondo, con el silencio, con la casa, con el concierto, con el famoso, con el contexto, o fuera de él, con el paisaje, con los amigos, con el viaje, con el arte.


El arte de la selfie no es algo nuevo, Rembrandt, Van Gogh, Frida Kahlo y muchos otros creadores ya habían explorado este formato. “En el siglo XVI, solo los artistas tenían las habilidades, los materiales y las herramientas para crear autorretratos. Pero ahora todos tenemos esos medios a través de nuestros teléfonos inteligentes", dijo Nigel Hurst de la Galería Saatchi de Londres, espacio que en marzo de 2017 montó una exhibición exclusivamente dedicada a las selfies.


Diálogos impostergables es también el lema de la XX Bienal de Arquitectura de Chile, cuya provocación llama a reflexionar y dialogar sobre lo común, sobre la participación, sobre la integración, sobre la vulnerabilidad, sobre los recursos, sobre la identidad y sobre el futuro.

Esta Bienal se está desarrollando hasta el 10 de noviembre de 2017 en el Parque Cultural de Valparaíso, espacio que también nos habla sobre el diálogo que supone la resignificación de los espacios, y de los espacios con su historia. Entre 1906 y 1999, el lugar fue la Cárcel de Valparaíso, y luego un centro de arte “okupa” hasta 2007 cuando se comenzó a desarrollar el plan para convertirlo en un centro cultural, con una licitación que se basó en unos bocetos regalados a la ciudad el destacado arquitecto brasileño Oscar Niemeyer.

Uno de los aspectos interesantes de la Bienal son sus invitados especiales y, también, sus invitados accidentales. Me explico. Entre los primeros -los invitados especiales- destaca Alfredo Jaar, artista, arquitecto y cineasta chileno radicado en Nueva York desde 1982 y que es famoso por sus obras de intervención social de los espacios. Entre los segundos -los invitados accidentales- está mi padre: Gaad Baytelman, artista, escultor y experto en efectos especiales y efectos visuales. Digo accidentales, porque su obra “Mecánica de Plumas y Viento” está en el Parque Ex Cárcel como una invitada okupa de la Bienal de Arquitectura, haciendo carne el llamado del encuentro al propiciar diálogos en diversos niveles y al ser también protagonista de las selfies que se han tomado muchos de los visitantes del encuentro.

La obra de Gaad consiste en dos monumentales esculturas en movimiento de casi 10 metros y que fueron creadas utilizando unas dos toneladas de acero inoxidable. Algunas personas dicen que parecen saltamontes, para otras muchas son pájaros que se mueven con el viento y se modifican en contraste con el entorno, resignificando su selfie a cada segundo y a cada brisa de los cerros del puerto. Entre máquina y ser vivo, reflexionando sobre la energía del eólica, “Mecánica de Plumas y Viento” oscila por el solo juego de equilibrios de sus componentes. Sin software ni motores, evidencia así el renovado atractivo de la “física real” luego del predominio de la creatividad comandada por el joystick y el mouse.  

Gaad Baytelman, mi padre, también es autor del sorprendente “Gran Dominó del Puerto” -intervención urbana que cerró el Festival Puerto de Ideas de Valparaíso en noviembre pasado (vimeo.com/234941110 y vimeo. com/234940763). Él ha sido pionero en el diseño de los efectos especiales mecánicos para cine y televisión en Chile desde fines de los 70. Con formación de arquitecto, ha colaborando con las principales figuras del mundo audiovisual en Chile –desde el Profesor Rossa a Ricardo Larraín; de Silvio Caiozzi a Florcita Motuda-. Junto con Alberto Dittborn, Gaad participó además en la creación del Museo Interactivo Mirador (MIM), realizando también colaboraciones con Paula Gutiérrez, entre otros diseñadores. En su nutrida producción de diseño cinético, “Mecánica de Plumas y Viento” es la obra de mayor tamaño, fue financiada por el Fondo de las Artes, Fondart Regional, y estará instalada en el Parque Cultural de Valparaíso hasta enero de 2018.

Se abre una oportunidad y una invitación. La obra busca una casa para vivir en el futuro, un nuevo contexto para dialogar. Ya hay algunos interesados, pero no sabemos si seguirá habitando los espacios públicos de algún municipio que decida invertir en ellas, o si estas plumas volarán de la mano de privados que saben que el arte es necesario para construir mejores contextos para sus trabajadores, sus clientes y la vida de sus productos. ¿Qué opinan ustedes? ¿Cuál sería el mejor contexto para las futuras selfies de estas obras?


lunes, septiembre 26, 2016

De las “medias casas” de Aravena al buen diseño web

Las casas del arquitecto Alejandro Aravena están construidas hasta la mitad. En esa mitad hay un par de cuartos, una cocina y un baño. La otra mitad, la que no ha sido construida aún, es un espacio abierto delimitado solamente por los muros exteriores y el techo. Destinadas a personas de escasos recursos y a comunidades afectadas por desastres naturales, estas “medias casas” son diseñadas de forma participativa. Es decir, de manera conjunta entre las personas que las habitarán y el equipo de Elemental, la firma fundada por Alejandro Aravena. La idea de construir sólo la mitad de una casa, es dejar el resto del espacio para que la propia familia que vive allí pueda construir lo que realmente necesita. Para algunos serán más cuartos, para otros un taller o un estacionamiento.  De este modo, al permitir que sean los propios residentes los que terminan de dar forma a sus hogares, las personas no sólo incrementan el valor de sus casas, sino que también, aumentan su sentido de pertenencia, lo que impacta directamente en el bienestar de la comunidad como un todo.

Por éste y sus otros trabajos, Alejandro Aravena ganó el premio más importante al que puede aspirar un arquitecto: el Premio Pritzker, reconocimiento entregado anualmente para honrar el trabajo de profesionales cuyas obras muestran una combinación de talento, visión y compromiso para generar contribuciones constantes y significativas para la humanidad y el medio ambiente a través del arte de la arquitectura.

En las últimas semanas me he encontrado usando el ejemplo de las casas de Aravena como metáfora en mi trabajo cotidiano. Durante más de 10 años y en distintos trabajos me ha tocado ser el engranaje entre compañías u organismos que buscan desarrollar un nuevo sitio web y la empresa de diseño web que contratan para ello. Cuando este trabajo es bien hecho, no se parte por diseñar la estructura y diseño visual del sitio web, sino que antes es necesario hacer definiciones conceptuales de base sobre el organismo, sus objetivos y su audiencia o sus clientes, a partir de los cual es posible definir elementos, funciones y contenidos. En este proceso, enmarcado en lo que se conoce como Arquitectura de la Información, para mí uno de los aspectos más desafiantes ha sido manejar las expectativas de mis clientes internos. En algunos casos, los jefes, gerentes, directivos que tienen ideas absolutas y preconcebidas sobre lo que el sitio web debería tener o sus funciones, en otros, los miembros del equipo esperan que la investigación de las audiencias sea tan profunda que incluso permita hacer definiciones sobre el sentido de la organización misma. En mi rol de intermediaria me toca ayudar a la empresa externa a ejecutar su metodología, al mismo tiempo que manejar las expectativas y encauzar las ideas y preocupaciones internas para que sean elementos constructivos para el proceso que se está desarrollando.

Los sitios web no son un producto final, sino que un proceso en permanente transformación, ya sea porque cambian las prioridades del organismo, porque hay que responder a nuevos requerimientos de la audiencia, o porque aparecen nuevas tecnologías que nos permiten hacer cosas que antes eran sólo sueños y que ahora son posibles. Esto es lo primero que trato de explicar a mis clientes internos a la hora de encauzar sus inquietudes. No podemos pretender desarrollar un sitio web absolutamente perfecto, o si lo hacemos podemos pasar años iterando ideas, conceptos, maquetas y prototipos, sin nunca llegar a implementar el sitio. Pero como siempre existen restricciones presupuestarias y de tiempo, es importante generar un sitio que tal vez no va a cumplir con todo lo que anhelábamos, pero sí es importante que se logre diseñar una base conceptual lo suficientemente sólida como para permitir crecimiento y flexibilidad del espacio a la hora de incorporar nuevos componentes, funciones, aplicaciones o contenidos. Para explicar y ejemplificar todo esto, a dichos clientes les muestro la “media casa” de Aravena, la cual crece a la par de las necesidades de sus habitantes, pero dentro de un contexto pre-diseñado de forma conjunta para contener esa progresión del espacio habitacional.

En el fondo, así como las casas de Aravena, los sitios web deben ser una base de código abierto. Y no me estoy refiriendo a la programación técnica de la plataforma sino que a la idea conceptual de base como un lenguaje en sí que permite su co creación y adaptación a lo largo del tiempo y en concordancia con las necesidades dinámicas de los públicos internos e externos del sitio web en cuestión.   

domingo, noviembre 15, 2015

4 claves para resolver el “Efecto Justin Bieber” en las administraciones públicas

Justin Bieber tiene más de 43 millones de seguidores en Instagram, una red social (y una aplicación) para compartir fotos y videos, donde algunas de las capturas del artista han logrado superar el millón de “me gusta” y han acumulado decenas de miles de comentarios en pocos días. A veces, incluso, en pocas horas. Esta situación ha puesto en graves aprietos al equipo de Instagram, ya que el sistema y los servidores de la empresa responden con dificultad ante la avalancha de datos que llegan a sus servidores cada vez que este artista u otras celebridades como Kim Kardashian deciden compartir momentos de sus vidas con sus fans.

Justin Bieber en los estudios de Sony Pictures (2015).
FRAZER HARRISON/GETTY IMAGES
“Cuando nos dimos cuenta de esto, pensé ‘Wow, la cuenta de una celebridad puede destruir toda nuestra infraestructura’”, dijo Mike Krieger, el fundador de la aplicación en una reciente nota de la revista Wired. Luego de mucho trabajo, hace algunos meses Krieger y su equipo lograron solucionar el llamado “Bieber Bug” migrando la totalidad de sus operaciones online a los data centers de Facebook (empresa que hace dos años compró Instagram) y utilizando un sistema compartimentalizado donde los “me gusta” no son “contados” por una sola base de datos, sino que crearon una especie de célula propia de datos para cada foto y cada video que se sube a la aplicación.

Actualmente, más de 80 millones de fotos y videos son subidos a Instagram cada día y la aplicación tiene más de 400 millones de usuarios de todo el mundo. En este contexto, el manejo que la Instagram dio al “Bieber Bug” se está convirtiendo en una hoja de ruta para otras empresas e instituciones que deben expandir sus operaciones a un número creciente y cada vez más participativo de usuarios.

Así como los fanáticos de las celebridades, los ciudadanos del mundo están demandando cada vez más interacción directa con sus instituciones gubernamentales. Quieren participar, opinar y decidir sobre los asuntos públicos. Obviamente, los niveles de demanda de interacción no son de la envergadura de los que producen los seguidores de Bieber, pero están creciendo, y están creciendo rápido. Al asunto del manejo y gestión de la información desde el punto de vista técnico de la escalabilidad de los centros de datos, se suma en este caso un problema de orden social y que dice relación con cómo las instituciones pueden realmente “escuchar” e incorporar de manera real y tangible los aportes y cuestionamientos de la ciudadanía y otros sectores de la sociedad civil. ¿Están nuestros gobiernos preparados para resolver problemas de este tipo? No aún.

Actualmente, más de 60 naciones de todo el mundo forman parte de la Alianza para el Gobierno Gobierno Abierto, y están creando planes nacionales y, en algunos casos, subnacionales, que buscan reforzar la democracia y crear sistemas públicos más transparentes, cuyas instituciones colaboren de mejor forma entre sí y con otros entes sociales, con más y mejores rendiciones de cuentas, y con una mayor participación ciudadana. Este último punto es, sin duda, el más complejo, puesto que la mayoría de las iniciativas que dicen buscar el fortalecimiento de la participación de la ciudadanía y otros sectores de la sociedad civil, son más que nada panfletos de buenas intenciones.

Para resolver este “Efecto Bieber” en las administraciones públicas, se requiere de pasos bastante claros, pero que pocas instituciones se toman en serio cuando comienzan a hablar de participación. La receta es simple:

  1. Incorporar a la ciudadanía desde un principio en la planificación de los compromisos nacionales y subnacionales de gobierno abierto y de estado abierto.
  2. Como parte del diseño de toda política pública, incorporar una capa de diseño para la participación.
  3. Definir claramente para la resolución de cuáles problemáticas públicas se abrirán procesos de participación ciudadana, con qué objetivos, a través de qué metodologías, cómo se incorporará el aporte o la crítica de la ciudadanía a la gestión pública y de qué forma o formas se medirá el impacto de estos procesos participativos.
  4. Implementar procesos serios de cambio de cultura organizacional al interior de las instituciones públicas, para que tanto sus funcionarios como sus procesos comprendan e incorporen seriamente los aportes de la ciudadanía a su quehacer diario.
Así como las celebridades se deben a sus fanáticos y usan diversos medios para difundir su trabajo y validarse frente a su público, para legitimar y fortalecer la democracia, los gobiernos y las instituciones públicas pueden y deben aprender cómo navegar en estos nuevos contextos, tanto desde el punto técnico del manejo de datos, como desde las capas sociales y culturales que implica el crear rutas reales de participación ciudadana para el Siglo XXI.

Paloma Baytelman
Master en Medios, Tecnología y Sociedad - NYU






miércoles, mayo 20, 2015

Innovación Pública se escribe con Ñ

Ya son miles los profesionales de América Latina, el Caribe y España que están trabajando en temáticas relacionadas con la innovación en los ámbitos públicos. Datos abiertos, economía colaborativa, gobierno digital, redes sociales en las instituciones públicas, y tantas otras son las áreas que han cultivado a estos hombres y mujeres que están escribiendo el futuro de la innovación pública en nuestros países, y lo están escribiendo con Ñ.

Estos profesionales, no sólo están aplicando lo aprendido de los centro de vanguardia en Estados Unidos, Asia y Europa, sino que están marcando pauta con un sinfín de iniciativas que deben su éxito a la comprensión e incorporación del talento y la cultura local en el diseño y desarrollo de políticas y programas de innovación pública en la región.

Creo fuertemente en el poder de las redes, del aprendizaje conjunto y el intercambio de ideas. Por ello, hace 18 meses cree un grupo en Facebook, para conversar de estas temáticas, para atraer a esos talentos distribuidos en las Américas y más allá del Atlántico, para que contaran sus historias, compartieran sus éxitos fracasos e inquietudes, pero por sobre todo, para que generaran sinergias. El grupo, llamado Gobierno Digital, comenzó con conversaciones relacionadas principalmente con temas de gobierno digital y estrategia digital en Chile, pero hoy hay una gama muy extensa de tópicos relacionados con la innovación pública.  

El resultado me llena de orgullo. El grupo hoy tiene más de 1.500 miembros, y una lista de solicitudes de ingreso que cuesta manejar. Las temáticas que traemos a la mesa son cada vez más interesantes, y el respeto en el trato, es tan grande como la construcción conjunta de ideas y entendimientos.

Cabe destacar, que es también un grupo muy diverso, con personas al menos 15 países, y con más de un 30% de integrantes mujeres, lo que es mucho considerando que el campo profesional de la innovación aún está fuertemente impulsado por hombres.

Sigamos buscando la solución a los problemas públicos que afectan a millones de personas en nuestros países. Sigamos construyendo valor público que incorpore nuestra cultura e identidad. Sigamos compartiendo, creando en conjunto y generando redes. Sigamos escribiendo innovación pública con Ñ.

viernes, mayo 09, 2014

El Amor en la Era Digital

Las nuevas tecnologías están cambiando la forma en que consumimos bienes y servicios, la manera en la que los ciudadanos se relacionan con sus instituciones y autoridades, la forma en que aprendemos y, también, la forma en que amamos. O, al menos, la forma en la que queremos amar.

A mediados de los '90 Internet comenzó a ser una parte fundamental de mi vida, y de la vida de muchas personas alrededor del mundo. Fue muy simple ver cómo, incluso antes que el retail, dos industrias se convertían en los alumnos aventajados de la clase: el porno y el mercado del amor.

Todos los avances e ideas que hoy nos llaman la atención en Internet fueron pensados o desarrollados antes en la industria de los sitios web para adultos o bien en sitios web de citas como Match.comOkCupideHarmony o Badoo, entre otros.

Vivimos en la era de la personalización del amor. Queremos que todo se ajuste a nuestras ideas, deseos y necesidades. Queremos co-crear, co-diseñar nuestra próxima bicicleta, la ropa que usaremos y también nuestra próxima historia de amor. Cada vez tenemos menos tiempo y exigimos que las experiencias sean satisfactorias, no dejar espacio para que la improvisación y la sorpresa terminen por causarnos algún tipo de desilusión.

Es el tiempo de lo instantáneo, de la satisfacción inmediata, de deshechar lo que no sirve y seguir con lo siguiente. Así es que aplicaciones móviles como Tinder, donde en un par de segundos apruebas o rechazas a alguien que está cerca tuyo, sólo a partir de la primera fotografía... son un éxito.

No creo que todo esto sea bueno, ni malo. Es simplemente... Distinto. Es un cambio radical de los paradigmas que han marcado la historia del amor como locura socialmente aceptada. Ahora, por ejemplo, podemos saber más de lo que la otra persona persona nos quiere revelar porque vemos sus dinámicas de interacción en las redes sociales, porque googleamos su nombre, leemos su timeline de Twitter y vemos sus fotos en Instagram.

Tal vez no sólo es el fin de la era del secreto, donde ya nada puede ser absolutamente privado. ¿Es también el fin de la era del misterio? Tal vez queremos que todo nos sea revelado. Queremos el control. Elegir la persona con la que queremos estar seleccionando rango de edad, estatura, peso, ocupación, intereses.

Aunque son muchas más las obras que toman la temática de la personalización del otro, pensé en esto al ver dos películas que abordan este deseo de control y la dificultad de sus límites. la primera es "Ruby Sparks", en la que un escritor va moldeando en la realidad a la mujer de sus sueños, y "Her", historia en la que un hombre se enamora locamente del sistema operativo inteligente de su computadora.

¿Hasta qué punto queremos que el otro se ajuste a nuestras necesidades y expectativas? ¿En qué minuto nos cerramos a la aceptación del otro como legítimo otro?, como dice Maturana.

¿Podemos aún enamorarnos y construir a partir de ese espacio de interacción única e irrepetible que se da entre dos personas? ¿O queremos controlar y personalizar eso también? ¿Queremos con un click encontrar esa conexión intelectual, física y romántica que anhelamos? ¿Tendremos realmente tiempo y espacio para el amor, o estamos programándonos para, sin mucho pensar, presionar "borrar" y "next"?

Bienvenidos al amor en la era digital.



martes, septiembre 17, 2013

Ciudadanía e Innovación en la Era Digital



Aquí les comparto el video de la charla que di el pasado 21 de agosto en el XI Congreso Chileno de Innovación, ICARE: "De la Innovación al Poder". Mi tema abordó la comprensión de la ciudadanía y la innovación en la era digital. También les dejo la presentación en Slideshare, por si la quieren ver o descargar. 





domingo, julio 21, 2013

Chilenos: los reyes de la mayo

Chile es uno de los países con mayores niveles de desigualdad entre ricos y pobres. Un país donde la gente lee poco, pero donde los reality show son sensación. Un país con una constitución retrógrada que fue establecida por un dictador que dejó el poder hace más de 20 años. Un país conservador a rabiar, que hasta hace poco no tenía Ley de divorcio, donde el aborto está prohibido incluso en las situaciones más aberrantes, un país donde tristemente las personas del mismo sexo no pueden casarse ni adoptar niños, un país que ignora como ciudadanos a los que viven fuera del territorio nacional, impidiéndoles votar.
Sábado por la noche cenando en casa de mis tíos en Hastings (al norte de Manhattan, en Nueva York). Después del postre, fuimos a ver un capítulo del afamado programa de televisión estadounidense The Daily Show. En uno de los segmentos que trató sobre las nuevas leyes sobre inmigración de Estados Unidos, el comentarista encargado del tema tenía un argumento central:
No podemos hablar de "qué es lo que piensan los latinos sobre este tema" porque los latinos no son un solo gran grupo homogéneo, sino uno muy, pero muy diverso.
Para comprobar su teoría salió a la calle a pedir a gente latina que hablara de cuáles eran sus latinos menos favoritos. La parte más divertida de la nota es cuando un mexicano dice que no le gustan los chilenos porque -según él- comemos demasiada mayonesa. Desde ese punto en adelante, se hacen muchas bromas al respecto, y con fundamento, asegurando que somos el tercer país que más consume mayonesa en el mundo, luego de Rusia y Estados Unidos, por lo que se señala que sería nuestra forma de tratar de ser una potencia mundial: comiendo mucha mayonesa.

Como nunca he sido una gran fan de la mayonesa, no me había puesto a pensar sobre este punto. Pero es cierto. Conozco a muchas personas que no pueden sentarse a comer, si no tienen un frasco de mayo en la mesa.

Compartí el video del programa en Twitter, y Sandra González comentó que ahora seremos conocidos por algo más que el rescate de los mineros. Me pareció un comentario divertido, pero también me dio un poco de pena.
Y es que para muchos estadounidenses América Latina es sólo una masa gigante al sur. Muchos piensan que todo es como México. Entonces, cuando digo que soy latina, esperan que por default, me guste mucho la comida picante y que sea talentosa a la hora de moverme al ritmo de los bailes tropicales. Ni lo uno, ni lo otro se cumple.

Entonces me siento obligada a hablarles sobre quiénes somos los chilenos, y es muy difícil explicar cuán diferentes somos de esa imagen preconcebida en sus mentes moldeadas por el Tío Sam. Entonces, trato de decirles que vengo de un país lindo, pero más deslavado de lo que imaginan, un país bastante ordenado, con una democracia estable y una de las economías más robustas de la región. Un país donde no se come mucho picante, no se baila mucho en la calle y no se coimea a la policía. Uno de los países con mayores niveles de desigualdad entre ricos y pobres. Un país donde la gente lee poco, pero donde los reality show son sensación. Un país con una constitución retrógrada que fue establecida por un dictador que dejó el poder hace más de 20 años. Un país conservador a rabiar, que hasta hace poco no tenía Ley de divorcio, donde el aborto está prohibido incluso en las situaciones más aberrantes, un país donde tristemente las personas del mismo sexo no pueden casarse ni adoptar niños, un país que ignora como ciudadanos a los que viven fuera del territorio nacional, impidiéndoles votar... Entonces me da más pena. Porque sí me siento orgullosa de ser chilena, pero hay tantas cosas que no están bien en mi país.

Entonces pienso que es mejor no explicar nada, y esbozar una de esas sonrisitas educadas que tanto se usan por acá. Mejor, no trato de explicar. Mejor dejar que piensen sólo en los mineros y en la mayo. Mejor seguir el refrán "Calladita, más bonita".
 

jueves, julio 18, 2013

Mi pan de cada día

Nueva York es el metro de Nueva York. Porque parte importante de entender y sentir esta ciudad es andar en el metro, acá llamado Subway.

El metro de Nueva York no es precisamente lindo. Es ruidoso, es organizadamente caótico, es diverso, es colorido y es muy sucio.

Antes era mucho peor. Recuerdo cuando vine a esta ciudad de niña. Los vagones estaban cubiertos de grafitis por dentro y por fuera, y era algo para evitar por las noches. Aún es posible ver ratones entre la suciedad de los rieles, pero ahora los carros están bastante limpios, hacen menos ruido y es bastante seguro si es que uno no va a la periferia.

Entender el mapa del metro, es entender la ciudad. Es saber que cerca de Canal Street los pasajeros serán en gran parte asiáticos, que en el lado oeste y hacia el norte primero habrá muchos dominicanos y luego estudiantes de la Universidad de Columbia, y que en las líneas que vienen a Brooklyn hay muchas personas negras y judíos jasídicos.

No hay señal de teléfono ni Internet en la mayor parte de las estaciones, y aunque todo el mundo lee mucho, a mí me cuesta concentrarme, porque los estímulos son demasiados. Desconectada de la red, logro concentrarme en los habitantes de este espacio: gente de todas partes del mundo, con todos los rasgos que uno pudiera imaginar, hablando mil lenguas distintas. Gente con mucho estilo, gente sin nada de estilo, música y mucha, pero mucha indiferencia.

El metro de Nueva York es el lugar en el que paso más tiempo, después de mi pieza. El metro de Nueva York es mi segunda casa, es mi hogar, es mi pan de cada día.

lunes, febrero 04, 2013

Vine, una historia en 6 segundos

Los que me conocen -en mi faceta digital- saben que cuando encuentro un proyecto interesante, me obsesiono por un rato y puedo pasar días y noches y días y noches y días y noches pegadísima en ese nuevo mundo, creando, explorando y curando contenidos. Sí, entro en un estado de loop o de secuencia de repetición. Aprendí hace años que no debo avergonzarme de ello, y vivir el proceso nerd con orgullo, pues el estado de adicción absoluta dura sólo un par de semanas y luego puedo hacer un uso racional de la plataforma en cuestión y, lo que es mejor, explicársela a otras personas.

Así me pasó con los blogs, así me pasó con Twitter, así me pasó con Pinterest, así me pasó con Instagram y así me está pasando con Vine, la nueva aplicación móvil que Twitter lanzó el 24 de enero de 2013 y que permite crear pequeños clips de video, de hasta 6 segundos, que pueden ser compartidos en la misma plataforma, así como también en Facebook y, obviamente, en Twitter. Al finalizar los 6 segundos los videos se repiten desde el comienzo... es decir, también generan un loop.


Vine ha hecho noticia por varias cosas. Primero, porque es una aplicación de Twitter, pero también porque a los pocos días de su lanzamiento, Vine estaba lleno de clips pornográficos. Lo cierto es que yo no he visto ninguno (tampoco he buscado), pero sí he podido notar que hay creaciones notables.

Vine es una aplicación que funciona bien para artistas, diseñadores, contadores de historias, pero principalmente para gente muy creativa. La curva de aprendizaje es algo lenta, pero se trata sólo del miedo inicial que genera entender cómo funciona Vine, una vez que haces tu primer video, una vez que navegas y descubres las cosas que están haciendo Adam Goldberg o Mark Weaver... La adicción es inminente.

Para usar Vine primero debes descargarlo desde el App Store, donde está disponible de forma gratuita pero sólo para iPhone y iPod. Luego puedes iniciar sesión con tu cuenta de Twitter o un correo electrónico. Una vez completado el proceso de registro, se llega a una página de destino que se parece mucho a la de Instagram. Pero las imágenes de Vine tienen vida propia. Al principio sólo verás los videos seleccionados por el editor de la aplicación, hasta que elijas personas para seguir.

Crear videos es bastante fácil. Para grabar sólo debes mantener el dedo sobre la pantalla. Así, si a los dos segundos levantas tu dedo, deja de grabar. Puedes elegir otras tomas de un segundo más, o varias de fracción. Es por esto que algunos de los mejores videos que hay en Vine son del tipo stop-motion, porque la aplicación es ideal para crear estos efectos (no sé si es por un asunto de mi conexión a Internet, o porque la plataforma está saturada, en mi caso cada vez que he hecho un video con muchas pequeñas imágenes, la aplicación "se cae" y tengo que comenzar todo otra vez).

Hasta ahora yo he hecho una serie de experimentos muy diversos: secuencias en el metro de Nueva York, detalles de mi pieza, mi hora del desayuno, un amigo que se queda dormido, el agua corriendo en el baño, y varias cosas más. La idea es jugar, la idea es probar y entretenerse.

Si tienes un iPhone, prueba la aplicación, porque es de verdad muy entretenida. Puedes agregarme (Paloma Baytelman) ver los ejercicios que he hecho y, especialmente, lo que yo he favoriteado de otros (likes). Espero tus comentarios. Aquí puedes ver algunos de los Vines que más que han gustado (vale la pena activar el sonido):




martes, noviembre 13, 2012

Sandy: Mi Primer Huracán

Viví mi primer Huracán en el condado de Westchester, Nueva York, a media hora de Manhattan. Por suerte, ni a mi familia ni a mí nos sucedió nada grave, pero millones de personas se vieron afectadas por una de las catástrofes ambientales más graves que han afectado a la costa Este de los Estados Unidos.




Pocos días antes de la llegada de Sandy, no tenía idea de su existencia. Estaba participando del Achievement Summit en Washington D.C. y me llamaba mucho la atención escuchar permanentes alusiones a “la tormenta”. Un día en la pieza del hotel encontré una carta informativa con los pasos a seguir si el huracán afectaba con fuerza a la ciudad. Terminé de comprender que algo realmente grave estaba por suceder cuando tuve que adelantar un día mi regreso a Nueva York. “Hoy a las 7pm van a suspender todo el transporte público en Manhattan”, me informó un amigo el domingo 28 de octubre.

Logré tomar el último tren expreso que salió ese día desde Washington a NY. Llegué a la ciudad a las 6pm, mis tíos me esperaban en la estación. Fueron muy amables en venir a buscarme, y tenían razón, porque a esa hora y con la evidente histeria colectiva que reinaba en las calles, jamás hubiese logrado llegar a la otra estación y tomar el tren a Weschester por mi cuenta.


Fue notable ver la coordinación general y las medidas que las autoridades tomaron de forma tan rápida y con bastante efectividad. Pero después vino una calma rara, una espera. Para mí, Chilena, acostumbrada a que en mi país se pone a llover y nadie calcula con anticipación la verdadera envergadura de los posibles daños, o que los desastres más grandes son causados por terremotos que llegan sin avisarle a nadie... esta espera era muy angustiante. No saber qué tan fuerte iba a ser todo, era aterrador.

El lunes 29 llegó Sandy. El viento soplaba tan fuerte, que podíamos sentir la casa moverse. 



A las 6pm se cortó la luz. 


Habíamos preparado todo, muchas provisiones, linternas y cargas para los dispositivos electrónicos. Entonces comencé a leer lo que mis amigos y compañeros reportaban desde las zonas más afectadas y lo que los medios y autoridades iban anunciando (ver las fotos de Alan Grabinsky en Flickr). En Twitter vi muchas fotos impactantes, algunas falsas, otras verdaderas. Muchas personas fueron evacuadas de sus casas, miles perdieron sus hogares, millones quedaron sin electricidad por semanas. Aún hay zonas de New Jersey que no tienen luz. Las pérdidas son billonarias.

En la madrugada del 30, hablé por Skype con Christian Pino, de TVN, y traté de explicarle lo tremendo que resultaba para la ciudad de Nueva York tener sectores enteros sin luz, y todo el transporte cortado. "Esta es una ciudad que vive gracias a que la gente puede desplazarse en metro, y el metro no funcionó por muchos días. A eso se sumaba que incluso algunos hospitales tuvieron que evacuar a sus pacientes por falta de luz eléctrica y partes entereas de la ciudad estaban bajo el agua", le dije.



Anunciaron que algunos buses comenzarían a transitar el miércoles 31 por Manhattan. Y yo decidí ir a la isla. Es más, decidí que llegaría hasta Brooklyn, la ciudad vecina, para recibir las llaves de mi nuevo departamento, donde planeaba cambiarme el jueves 1 de noviembre.


Un trayecto que otras veces me había tomado como mucho 2 horas, se tardó más de 6. Partimos en auto desde Weschester a las 8.30am. Mi tío Daniel me dejó calle 180 en Manhattan a las 9am, esperé el bus por más de una hora, todos los buses pasaban llenos. A las 10am tomé el bus M5, que se demoró 3 horas y media en llegar a City Hall, al sur de Manhattan. Luego crucé el puente de Brooklyn caminando y después tuve que tomar otro bus más. Llegué a mi destino pasadas las 3 de la tarde.

Lo más impresionante de ese viaje fue pasar por la zona de Manhattan que continuaba sin luz, sin conexión para los celulares, con todas las tiendas cerradas. Era una ciudad fantasma. Sentí mucho miedo. Porque esta ciudad que ya ha sido blanco terrorista, estaba ahora sola, vulnerable, apagada, solitaria. 



Poco a poco en los días que siguieron el transporte público fue restableciendo y las cosas han vuelto a una extraña normalidad. Hay mucha gente pidiendo en las calles, muchas personas tratando de organizar la ayuda.

Acá, en el primer primer mundo, también hay desastres ambientales y, aunque no lo parezca, también
hay mucha, mucha gente que aún necesita ayuda, pero no olvidemos que Sandy también afectó a países mucho más vulnerables como Haití, que ni siquiera se ha recuperado del todo del terremoto de 2010... Yo sólo espero poder contribuir.

jueves, octubre 18, 2012

Probando IMATAG

Pinchen los asteriscos verdes que aparecen sobre la imagen... ¿Qué opinan? Es un desarrollo Chileno y está en su etapa Beta, aquí el link para pedir probarlo:

www.imat.ag