martes, enero 24, 2012

Crowdfunding: Una Vaca Digital

"Vaca" es un chilenismo que significa una colecta entre amigos (generalmente para comprar cosas para una fiesta). En el marco de la economía de la generosidad, la fiesta es una idea y el lugar del acontecimiento, el mundo digital.

Señoras y señores, bienvenidos al mundo del Crowdfunding o, dicho en castellano, financiamiento colectivo... O -por qué no- una "Vaca Digital".
¿Qué es el Crowdfunding?  
Financiación en masa (del inglés crowdfunding), también denominada financiación colectiva, microfinanciación colectiva y micromecenazgo, es la cooperación colectiva, llevada a cabo por personas que realizan una red para conseguir dinero u otros recursos, se suele utilizar Internet para financiar esfuerzos e iniciativas de otras personas u organizaciones. Crowdfunding puede ser usado para muchos propósitos, desde artistas buscando apoyo de sus seguidores, campañas políticas, financiación del nacimiento de compañías o pequeños negocios. Wikipedia.
La primera vez que escuché de este término fue a través de mi gran amiga Ana Domb, una estudiosa de este tipo de fenómenos quien me presentó Kickstarter, la plataforma más grande en el mundo para la realización de proyectos creativos de diverso tipo, que ya ha logrado financiar iniciativas que en su conjunto suman más de 100 millones de dólares.

El sistema es simple, uno va a un sitio de crowdfunding, encuentra un proyecto que le encanta y mira la lista de posibles aportes. Según la cantidad de dinero que uno entrega, el creador del proyecto ofrece una recompensa asociada. Por ejemplo, en el caso de que uno participe en la financiación de una película, la recompensa puede ir de una chapita, un poster, un CD con la banda sonora, hasta ser incluido en los créditos como productor adjunto o participar como invitado de honor en la avant premier.

Hace algunos meses, a través del Twitter de Fernando Rojas (co-fundador de Studio Pangea), supe que estaba tratando de financiar su proyecto con esta metodología. La idea: un juego Mapuche para dispositivos móviles. El nombre: Pewen Collector. La plataforma: Idea.me el sitio latino de financiamiento colectivo.

Era el momento de comenzar, de jugar, de aportar, de ser parte de un nuevo modelo.

Pewen Collector pedía US$ 5000 para financiase y los aportes podían ser desde US$ 3 (recompensa: "Obtendrás un correo de agradecimiento, mención en redes sociales, actualización constante sobre nuestros avances y un increíble fondo de pantalla de Pewen Collector"), hasta US$ 2500 (recompensa: "PARA NUESTRO MECENAS, ¡TODO! - Esta recompensa está pensada para UNA PERSONA MUY ESPECIAL que vea en este proyecto un aporte social y cultural. Tendrás derecho a cobrar todas las recompensas anteriores y obtendrás un espacio privilegiado en los créditos del juego bajo el título de "Mecenas". Además, te invitaremos a una sesión de brainstorming para volcar tus ideas en este (y futuros) proyectos!!").

Feliz con mi polera
de Pewen Collector
Yo doné 60 dólares, convirtiéndome en "productor" del juego. Hoy llegó a mi casa parte de la recompensa: una hermosa polera y un poster con una frase en Mapudungún, que significa "A las niñas y niños presentes, a las hermanas y hermanos presentes, los sueños si se cumplen".

Pero sin duda, la mayor recompensa es haber sido parte de esta historia, una de las tantas historias que -apoyados por las nuevas tecnologías- estamos construyendo entre muchos.










Pewen Collector en los medios:





martes, enero 10, 2012

Gracias por la oportunidad de ayudar

Esta es una de las historias más lindas que he escuchado en mi vida. O, más bien dicho, que me han pasado en la vida. Pongan atención...

Ya he hablado antes en este blog sobre la economía de la generosidad, pero siempre este tipo de conceptos parecen muy abstractos hasta que uno vive en carne y hueso el valor de compartir.

No soy la Madre Teresa de Calcuta, ni mucho menos, pero me produce un placer profundo poder ayudar a las personas. Generalmente lo hago a través de una habilidad que se me da bastante bien, la cual consiste en conectar gente que tiene intereses comunes y/o que en conjunto puede crear algún tipo de sinergia. Puede generar valor.

Hace algunas semanas leí en el Twitter del doctor José Luis Contreras (con quién nos seguimos virtualmente hace muchos años) de un caso bastante raro y muy complejo. Llegó a consultarlo un paciente con un queloide muy raro, una lesión en piel muy grande... como una cicatriz gigante que crecía alrededor de su cuerpo. El 18 de diciembre de 2011 el doctor Contreras contó el caso en su blog y continuó pidiendo ayuda en su Twitter, pues se trata de un cuadro clínico cuyo tratamiento no es cubierto por los conductos tradicionales de la salud pública. 

El 21 de diciembre, en cuanto leí la historia, mi cabeza comenzó a funcionar a mil por hora y apareció el nombre del dermatólogo Cristián Vera Kellet, gran amigo y ex vecino. Sabía que Cristián había regresado recientemente tras cursar un postgrado en Estados Unidos y, aunque no estaba segura de su subespecialidad, presentí que podía ayudar. Comencé el día tratando de ponerlos en contacto por Twitter y reiterando la acción por Facebook y luego por mail.

No sé muy bien qué ocurrió después... pero como sea que fuese estos dos profesionales maravillosos se pusieron en marcha, hasta que hoy, a menos de un mes de que el doctor Contreras posteara sobre el caso, el paciente fue intervenido quirúrgicamente por el doctor Vera en la Universidad Católica de forma gratuita. Aquí está el relato de esta segunda parte de la historia.

Entiendo que queda mucho por hacer, que el paciente va a requerir tratamientos complementarios, apoyo psicológico, cuidados y amor. Pero hoy se ha dado un primer gran paso, el cual no hubiese sido posible realizar de forma tan rápida y efectiva sin las redes sociales, pero por sobre todo sin el ánimo desinteresado y generoso de colaborar de muchas personas. Personas que confirman que no se trata de tecnología, sino de lo que la gente hace con ella.

Gracias por la oportunidad de ayudar.



sábado, enero 07, 2012

Teoría de los Hombres Tristes

Me repetí "Vicky Cristina Barcelona". Me quedó dando vuelta la frase "insatisfacción crónica" y su link con mi teoría de los hombres tristes.

No sé si en estricto rigor es una teoría, pero le he dado muchas vueltas a la idea de los hombres que mientras más saben o tienen, más desilusionados parecieran estar de todo y de todos.

En su mayoría los hombres tristes son personas tremendamente atractivas, son inquietos, son creadores, son, casi siempre, intelectuales.

Un hombre triste es en realidad un entusiasta esporádico. Cree encontrar con frecuencia motivos de ilusión. Pero como la tristeza es un asunto vocacional, un asunto serio para él, con gran rigor se arrastra rápidamente al estado de decepción y hastío que lo caracteriza. Porque ser un hombre triste es una cuestión de estatus, un podio, un altar donde se debe permanecer para mirar todo desde las alturas de la disconformidad.

En la película, María Elena (Penélope Cruz) reprocha a Cristina (Scarlett Johansson) por sufrir de lo que llama "insatisfacción crónica", pues sólo es capaz de ver lo que no quiere y una vez que ha conseguido algo ya no es suficiente y está pensando en el vacío del anhelo de no saber lo que se anhela.

No sé por qué, pero en mi entendimiento, la teoría de los hombres tristes se aplica sólo a hombres. Sin embargo, me pareció tan acertada la expresión "insatisfacción crónica", que voy a sumarla al marco conceptual que he construido. (Tal vez las mujeres no pueden ser "un hombre triste", porque la complejidad femenina simplemente se los impide).

A diferencia de Cristina, el hombre triste sí conoce su anhelo, pero centra su existencia en la "insatisfacción crónica" de siempre elevar su meta una vez que ha conseguido algo. Siempre quiere más y sabe lo que quiere. O cree saberlo.

Un hombre triste es un coleccionista que siempre sentirá que su colección es incompleta. La colección puede ser cualquier cosa, desde conocimiento puro, pasando por cosas materiales, hasta llegar a personas.

Para mí, saber lo que uno no quiere es algo muy bueno. De hecho fue el principio de un camino de crecimiento y transformación personal que inicié hace varios años y que aún continúo armando. Pero no comparto con los hombres tristes la pérdida de la capacidad de asombro, la incapacidad de disfrutar el presente. No logro del todo saber lo que quiero y estoy feliz con ello. O creo estarlo.

Puede tener que ver con que me cuesta pensar en la vida en término de metas y, por lo tanto, no ando buscando la perfección sino el disfrute. Si me gusta un plato, puedo comer lo mismo durante días, sin necesidad de inquietarme por un nuevo sabor.

Pero finalmente sí busco, sí anhelo, sí pruebo y sí me muevo. En ningún caso sufro de "satisfacción crónica" y hasta he llegado a pensar que yo también soy inconscientemente un hombre triste, disfrazada conscientemente de mujer feliz.