miércoles, octubre 27, 2010

Personas, metas y valor

Durante los últimos años he venido viendo, leyendo y trabajando en temas relacionados con comunicación a través de medios digitales, con un fuerte foco en las nuevas plataformas de la web social. Asimismo, he tenido la oportunidad de conversar con destacados expertos para conocer su opinión sobre los cambios socioculturales que se están generando a partir de la adopción de dichos entornos tecnológicos. La principal reflexión que surge siempre, es que el tema no se trata de las plataformas que utilicemos. No es Facebook, Twitter o los Blogs, sino lo que hacemos con dichas herramientas y cómo las personas buscan y exigen nuevas formas de participación social.

Cuando llevamos la mirada a las organizaciones y cómo éstas están enfrentando o deberán enfrentar los nuevos escenarios, surgen profundos cuestionamientos relacionados con gestión del cambio, gestión del conocimiento y cultura organizacional. ¿Cómo logramos llevar las ventajas de las nuevas prácticas sociales a los ambientes organizacionales? ¿Cómo a través de las nuevas tecnologías podemos fomentar la participación, el liderazgo, la construcción conjunta de conocimiento y la sinergia? ¿Cómo se articulan procesos de cambio cultural que generen valor a las personas y a las organizaciones?

El sólo hecho de asomarnos a estos cuestionamiento nos trae un desafío abrumador, ante el cuál sólo me atrevo a dar una luz, la cual grabo como nota mental pues debo tener siempre presente y, de este modo, no perder el rumbo:
No se trata de hablar de cambio, de conocimiento, de cultura -menos hablar de plataformas- se trata de qué es lo que queremos hacer con todo eso, se trata de reflexionar hacia dónde queremos apuntar, se trata de qué es lo que queremos lograr, se trata de objetivos, de metas, de generar valor. La pregunta entonces debería conducir a articular procesos reflexivos sobre qué es lo que resulta valioso para las personas y para nuestra organización.
Leí un post de Olivier Blanchard que hace hincapié en el hecho de que no estamos hablando del cambio por el cambio. “A nadie le gusta el cambio. Es atemorizante, riesgosos, impredecible. Nunca tendrás éxito vendiendo miedo, riesgo e incerteza, especialmente cuando te enfrentas a un numeroso grupo de personas al interior de una organización. Por eso, debes acercarte al cambio desde un ángulo muy distinto: desde el resultado final esperado. Abordar el cambio como el camino a seguir para lo que ellos quieren lograr”, dice.

Olivier Blanchard explica que hay es necesario definir qué es lo que los lideres de la organización buscan y cuál será, paso a paso, el plan que se quiere seguir para lograrlo.

Sin duda, el crecimiento, el cambio y el éxito son procesos difíciles. Para alcanzarlos Blanchard señala que es necesario trazar un mapa muy detallado, comenzando  por definir dónde estás, dónde quieres llegar y cuáles son los puntos intermedios que se deben alcanzar. Hay que pensar cómo queremos que sea el futuro de la organización, cómo queremos que se vea, cómo queremos que opere, cuál será la estructura organizacional y cuáles serán las competencias de las personas.

“Este tipo de procesos puede tomar tiempo, porque se enfrentan transformaciones sociales y emocionales muy sofisticadas que requieren de una maduración que no es posible acelerar u optimizar... Por esto, antes de que se pueda alcanzar un cambio en la cultura de la organización, hay que asegurarse de que quienes ejercen liderazgo sepan hacia dónde quieren ir y qué se necesita para llegar hasta allá”.

miércoles, octubre 13, 2010

Estamos Vivos en el Refugio

Son 33. 33 trabajadores chilenos que han pasado más de dos meses a 700 metros de profundidad y que uno  a uno están siendo rescatados bajo la mirada atenta de cientos de millones de personas en el mundo entero. No puedo evitar la emoción cada vez que veo la capsula asomar su punta en la superficie de la tierra. El hecho ha sido una muestra de la fuerza del pueblo chileno y ha inundado las redes sociales. No se habla de otra cosa.

Más allá de la felicidad, como a muchos, me preocupa que el hecho sea banalizado, se convierta en un espectáculo o se lo utilice con fines propagandísticos de cualquier tipo. Es necesario no perder de vista problemas de fondo, como las condiciones de inseguridad en las que trabajaban estos hombres, pero tampoco hay que olvidar que miles de personas en Chile logran subsistir cada día en contextos mucho más inhumanos y de gran desprotección. Ellos también son nuestros héroes: muchas veces anónimos y también atrapados, pero invisibles para los noticieros mundiales.

Hoy quiero rendir un homenaje a todos esos trabajadores y no sólo decir "Fuerza Mineros". Quisiera dar fuerza a todos que viven y luchan... sin refugio.  

domingo, octubre 03, 2010

"Fanatismos", un texto notable

Podría entrar en explicaciones sobre por qué he tenido tan abandonado el blog, pero la excusa agrava la falta y hoy sólo quiero compartir con ustedes este texto sobre fanatismo religioso que me pareció tan contundente.

La columna es obra de mi gran amigo Joshua Kullock y apareció publicada en el periódico "Mural" de Guadalajara, México.

Por favor lean, comenten, compartan, hablen, griten, reclamen, discrepen, pero no callen. Nunca callen. El debate es tan, pero tan importante y necesario.


Fanatismos
Por Joshua Kullock

Una de las labores más arduas en mi tarea rabínica consiste en dar respuesta a las posiciones más fundamentalistas dentro de la fe. No hay más que abrir los periódicos y pasearse por las noticias para dar cuenta de que los planteos fanáticos y totalitarios han permeado en las diferentes religiones del planeta y en más de uno de sus representantes. Y aun cuando también es cierto que el fanatismo no es propiedad exclusiva de lo religioso, yo me veo en la necesidad de intentar dar alguna respuesta.

Son los postulados fanáticos de las religiones los cuales han llevado a personas como Bill Maher a filmar películas como "Irreverente" (en inglés su nombre es más punzante: "Religulous"), planteando que la humanidad debe abogar por la desaparición de las religiones, ya que de lo contrario serán las religiones quienes acaben con la humanidad. Maher se dedica a remarcar el costado más extremo de las religiones y a enfatizar las creencias y dogmas que van dando pie a las expresiones más exclusivistas de la fe las cuales, llegado el caso, proponen guerras santas y el silenciamiento de quien opina diferente.

Esos mismos postulados también han originado la posición reactiva de un grupo de personas que plantean que Dios es un mero espejismo, y que las religiones lo envenenan todo. Más aun: incluso el renombrado físico Stephen Hawking ha publicado un nuevo libro en el que sostiene que Dios ya no es necesario para explicar los orígenes del universo.

Como si esto fuera poco, y ligado al fanatismo, se encuentran los niveles de desconocimiento que los creyentes a veces tenemos respecto de nuestra propia fe (y ni que hablar de la fe de los demás). Sin ir más lejos, esta semana el New York Times divulgó una encuesta realizada por el Pew Forum on Religion & Public Life cuyos resultados indican que aquellos que se consideran a sí mismos como ateos saben mucho más de religión que los que pertenecen a grupos religiosos. El periódico americano va un paso más allá y cita las palabras de Dave Silverman, presidente del grupo Ateos Americanos, quien sostiene: "Yo le he dado una Biblia a mi hija. Es así como produces ateos."

Pero, ¿acaso es posible que la lectura de la Biblia produzca ateos? En realidad, a mí me parece que lo que produce ateos y férreos detractores de la fe son las lecturas más fanáticas del texto bíblico y los discursos articulados desde el fundamentalismo religioso en todas sus vertientes. De hecho, yo les confieso que frente a la idea de un Dios que impone al hombre Su voluntad a como dé lugar, me declaro ateo. Frente a una teología que le niega a la humanidad su capacidad de raciocinio y discernimiento, yo paso. Y frente a los planteos de una deidad totalmente disociada de la ética y la moral, e incólume frente al sufrimiento y discriminación de quienes deciden hacer las cosas de manera diferente a la mía sin por eso agredirme ni agraviarme, yo no puedo erigirme en defensor de la religión. Mientras la tendencia de las creencias religiosas sea la de proponer estructuras monolíticas, coercitivas y uniformes con caminos únicos hacia la salvación de la humanidad, entonces habremos caído en el fatídico error de confundir, como reza la metáfora budista, al dedo que apunta hacia la luna con la luna misma.

No obstante, las religiones no tienen por qué caer inevitablemente en los agujeros negros del fanatismo y la sinrazón. Y para que ello no ocurra, deberemos comprometernos a formarnos y estudiar. Porque la ignorancia es el caldo de cultivo idóneo para el surgimiento irrestricto de planteos totalitarios. Y es por eso que bucear en la historia de las religiones y en sus textos es un programa obligado a la hora de formarnos una imagen mucho más acertada de la búsqueda incesante del hombre por acceder no sólo a lo divino, sino también al mejoramiento de la calidad de vida propia, de nuestros prójimos y del mundo en general.

En este sentido, creo que todos aquellos que ridiculizan a las religiones y buscan desenfrenadamente probar la inexistencia de Dios, terminan cayendo en posiciones tan fundamentalistas como sus contrapartes religiosas. Porque como bien sostiene el pensador contemporáneo Philip Clayton, declarar que la religión está vacía de lo divino es un acto de fe semejante al de quien declara que en nuestro mundo es posible encontrar a Dios a cada vuelta de la esquina, siempre esperanzado de que hagamos un buen uso de nuestro libre albedrío. Y siendo ambas posturas sendos actos de fe, el desafío es ante todo aprender a convivir con la diversidad de opiniones divergentes, y luego aceptar con humildad la falta total de certezas respecto a aquello que por siempre morará en los confines del misterio.

Twitter: @kullock