Lo reconozco. Soy adicta a Internet. No sé cómo ni en qué momento pasó, pero es la realidad. Dicen que en la aceptación está el primer paso.
1. Estás siempre en Twitter y si no tienes a mano algo que te permita twitear estás pensando "esto debería twitearlo".
2. No tienes mucha capacidad de atención cuando estás online, porque estás haciendo 10 cosas a la vez: chateando en messenger y gtalk, "sapeando" a conocidos en Facebook, leyendo blogs, revisando el mail, googleando el restaurant donde vas a almorzar y escribiendo en Twitter.
3. Eliminaste tu televisión (lo hice hace unos 3 años). Todo lo que podrías estar interesado en ver, está online. Aunque tengas que ver una película de 2 horas, dividida en 16 clips o un capítulo de culto de Sex and The City con subtítulos en japonés, estás segur@ de que es la mejor opción. A veces te quedas fuera de las conversaciones, porque nunca ves Yingo ni viste el último programa de Tonka. Pero qué más da, si ahora "todo está en Twitter", ¿o no?
4. Tienes amigos a los que no conoces personalmente. (Sin comentarios).
5. Comienzas a expresarte en tercera persona. (Esto me sonó raro, hasta que vi la sección de mi blog "sobre Paloma").
6. Sabes todo (o casi todo) antes de que pase. Lees 743 blogs al día, miles de twits. Sabes que una celebridad murió antes de que haya muerto y cada vez que un amigo te manda un video divertido, ya lo habías visto antes.
Lo peor y más revelador que me ha pasado, y que no está en esta lista, es soñar con Twitter o con Facebook.
Give me a brake!