miércoles, octubre 24, 2007

Todo por luca

Entro, miro. Ya sé casi de memoria las secciones que voy a encontrar: elementos de decoración, cosas para el baño, utensilios de cocina, herramientas, juguetes para niños y un área de “varios” compuesta por colgadores para la ropa, contenedores de todo tipo, relojes, marcos de fotos y, tal vez, algo absoluta y totalmente raro.

Me encantan los “Todo por Luca” y me resulta casi imposible no entrar a estos negocios cuando encuentro uno en el camino. Aunque hace tiempo que son una mentira, pues están llenos de cosas que valen más de mil pesos, es muy entretenido mirar los productos que tienen, en especial cuando se encuentran esos pequeños tesoros, rarezas absolutas que, la mayoría de las veces, no vale la pena comprar… a menos que se tenga un plan.

Hace algunas semanas tuve la oportunidad de conocer el proyecto de Jonathan Messinger, un periodista y escritor de Chicago que también es fanático de lo que en Estados Unidos se conoce como “Dollar Store”.

Su plan consiste en entrar a uno de estos lugares y encontrar la peor basura, lo más extraño y absolutamente inservible que haya en el negocio. Lo compra, lo lleva a su casa y escribe algo inspirado en el elemento. No es sobre la cosa en sí, sino que se debe buscar algo relacionado con el objeto que pueda generar una historia.

Hace tres años comenzó a compartir esta idea con otros amigos escritores, comediantes, poetas y crearon el “The Dollar Store Show”, una reunión que se lleva a cabo el primer viernes del mes en el bar Hideout, de Chicago, donde cada uno presenta sus historias inspiradas en los tesoros-basura. Actualmente realizan giras y varios de los participantes han publicado libros con sus escritos de “dollar”.

Hace algunos días compré un bolso de puntitos por $800 pesos. Aunque el lugar se parecía a un “Todo por Luca”, extrañamente tenía cosas más baratas, por lo que no sé si mi bolso califica como elemento participante. De todas formas ya me inspiró y lo probaré para meter, revolver y repensar algunos relatos que venderé a luca… O tal vez, un poco más.

sábado, octubre 20, 2007

Dos tontas y una loca


Estoy sentada en el comedor y ella, en el living, continúa hablando sola. Ya lo estaba haciendo cuando abrí la puerta y, cuandro entré, siguió como si yo no estuviera aquí.


Y se enoja y sufre y repite una y otra vez, “esto es una mugre, es una mugre y la mugre debe ir a la basura”. Está metida en el personaje. Es Rita.

Dos horas antes estaba en el Liguria compartiendo un plato de gnoquis con Ignacio. Tenía muchas cosas que contarle, mucho que preguntar, pero no lograba concentrarme en nuestras historias, por culpa de las historias de la mesa del lado.

Dos mujeres conversaban. Deben haber tenido más o menos mi edad, habían sido compañeras de colegio y eran, con todas sus letras, tontas. Tenían una conversación que me pareció vacía, pero que al mismo tiempo estaba llena de frases hechas y de recuerdos intrascendentes que a ellas les resultaban muy chistosos. Discutieron por más de media hora sobre cómo habían cambiado sus formas corporales desde que estaban en la secundaria hasta ahora.
“¿Te acuerdas? Yo tenía las piernas tan flacas, sin ninguna gracia, pero eso sí, siempre tuve buen poto. Y ¿te acuerdas? Tú, cuando te crecieron las pechugas… no, pero si de verdad te crecieron, y decías que era porque habías estado haciendo pesas. Pero claro, si aumentaste al menos una talla… no, si de verdad yo estaba más flaca, por eso tenía las piernas así…”.
Continuaron debatiendo acerca de si en un matrimonio era bueno o malo que el novio usara un traje de lino blanco y así siguieron con otros tópicos de absoluta irrelevancia, que me tenían en un estado nervioso que oscilaba entre las risas y las nauseas.

Nunca me he sentido particularmente inteligente y no lo siento hasta que me encuentro con personajes así, que en lugar de cerebro parecieran tener una “cajita feliz” sobre los hombros.
“Para calmarme entré a la biblioteca tratando de parecer intelectual y en eso apareció un profesor… y al ver el libro que yo tenía en las manos me dijo: veo que a usted le gusta Feringhetti. Estuve tentada de contestarle, sí pero sólo cuando lo sirven con queso parmesano”, dice Shlomit ahora.
Está junto a mí y sigue hablando sola, ensayando su rol en “Educando a Rita”. La obra cuenta la historia de una peluquera muy inculta que comienza a tomar clases de literatura con un profesor y paulatinamente va mejorando su nivel cultural, cambiando de esta forma su mundo y el de quienes la rodean.

Una mujer que parece loca hablando sola, hablando como otra mujer que deja de ser tonta. Dos tontas que se acompañan, que discuten como ellas mismas, que debaten sobre nada y que tal vez nunca dejaran de ser lo que son.

jueves, octubre 18, 2007

40 años del Latino

Una de las cosas que me enorgullece en la vida es haber sido alumna del Colegio Latinoamericano de Integración por 11 años. Allí aprendí muchas de las cosas que me hacen ser como soy, que me hacen mirar el mundo con una visión crítica y solidaria, sin perder el asombro por sus maravillas y atrocidades.

Con una mayoría casi absoluta de hijos de padres de izquierda y muchos niños que regresaban de exilios alrededor del mundo, durante la dictadura el Latino era una burbuja donde se podía hablar de temas que estaban prohibidos en otros colegios.

Quienes pasamos por ahí tenemos un sello indiscutible, algo que se parece mucho a ser familia y esto lo he sentido en especial con la gente de mi curso y de mi generación. Hace un par de años ese entusiasmo me llevó a organizar el encuentro para celebrar (o llorar) una década desde que terminamos el colegio y, además, hice un blog con fotos y relatos que mantengo con cierta regularidad: latino94.blogspot.com

Este mes el Colegio Latinoamericano de Integración celebra 40 años de vida con una fiesta para ex alumnos el viernes 19 y un masivo paseo al Cajón del Maipo el sábado 20. Espero poder ir a este tradicional encuentro en El Manzano y tener uno de esos déjà vu mágicos que experimento cada vez que vuelvo al lugar.

miércoles, octubre 17, 2007

Barría & Vergara en el Mapocho

Javier Barría y Marcelo Vergara son dos de mis cantantes favoritos: chilenos, talentosísimos, entretenidos. Yo soy miembro estable del “Fun-Clav”. Incluso he presidido este organismo en algunos períodos (períodos de confusión, por cierto, en que he abandonado mi vocación de socialité por la filantropía musical).

Aún es un misterio para mí cómo, para cada presentación, logran producir los mejores flyers de la historia.

Esta noche a las 21.30 estarán en el Teatro del Puente, con el Río Mapocho como telón de fondo (sólo $2000).

Además, tienen programadas presentaciones en el Consejo Nacional de la Cultura (Valparaíso, 20 de octubre); Club Mist (25 de octubre) y Samobar de Rasputín (15 de noviembre).

Algunos Links:
http://www.myspace.com/javierbarria
http://javierbarria.podomatic.com/
http://www.myspace.com/marcelovergara
http://www.myspace.com/tomasgonzalez

martes, octubre 09, 2007

Dra. Web?

Al más puro estilo del clásico “Dr. Corazón”, hoy he recibido una carta de un fiel lector, consultándome sobre qué hacer con una determinada situación de su vida, no sentimental, sino que virtual.

El hecho en sí me causo mucha gracia y me parece digno de análisis sociológico, antropológico, político, ético y estético (jajaja).

Por ello, he decidido compartir con ustedes, fieles lectores, este pequeño gran hito en la historia de mi humanidad:

JHE:
Hola Paloma, cómo estás?
Te escribo por una tontera, la verdad puede ser un rollo sin importancia, pero estuve leyendo en tu blog algo de una venta nocturna en la que sentiste que no querías pertenecer, se notaba que no te gustaba el perfil general de ese grupo o algo así. A mí me está pasando algo parecido pero con facebook. Al principio estaba todo bien, me añadieron mis amigos o gente que me caía bien y de repente empezó a añadirme gente que no me cae, que casi no conozco y algunos que derechamente me desagradan. Entonces pensé, ya no quiero pertenecer -igual que tú- pero si dejo de pertenecer por los que me caen mal, también dejo de pertenecer por los que me caen bien. Esto parece muy "ser o no ser", pero no sé ¿qué harías tu?
Te escribo porque leo tu blog, te conozco y compartimos esa sensación. Además, tú eres una adelantada en esto de la vida virtual.
Que estés bien.
J.
Paloma:
Querido J.
Pues bien, cuando las cosas tecnológicas me abruman, en especial las redes sociales, hago el ejercicio de dejarlas un rato de lado. Eso puede darte alivio y la calma necesaria para reflexionar respecto de esta situación.
Debo confesar que no me he metido mucho a Facebook, pero lo que puedes hacer es simplemente eliminar a toda la gente que en realidad no te interesa y sólo seguir las actividades de tus amigos más, más cercanos... Si alguien se pone pesado o algo, “filo”. Sólo diles, “me encantaría leerlos a todos, pero sólo tengo tiempo de vivir”.
Qué tal?
Paloma

martes, octubre 02, 2007

Quién quiere ser normal

En este mundo globalizado resulta cada vez más difícil cultivar la capacidad de asombro frente a los otros, frente a lo otro, pero en especial, respecto a nosotros mismos.

Nadie detiene su rutina, nadie mira, nadie ve más allá porque todo es normal, porque todo es lo mismo. Cada quien sigue su plan diario de micro, de trabajo, de consumo, de caminar y comprar el pan, de dormir y comenzar otra vez.

Todo es igual hasta que algo o alguien rompe el patrón. Un accidente, un vagabundo que grita, una mujer que es hombre o un hombre que es mujer, alguien muy lindo, alguien muy feo, alguien muy negro, alguien muy blanco, alguien muy bajo, alguien muy alto, alguien muy gordo, alguien muy flaco.

Es el contexto lo que define qué es normal, qué no lo es.

Pensé en todo esto mientras veía la película “Fur: Un retrato imaginario de Diane Arbus”. No es una biografía, sino que a través de una ficción poética la cinta busca exponer las motivaciones que guiaron la obra de esta fotógrafa estadounidense durante la posguerra. Se trata de una de las artistas más importantes del siglo XX, pues mediante su trabajo cuestionó las ideas convencionales sobre belleza y fealdad, utilizando técnicas novedosas y temas radicales.

Su meta no era impactar por impactar sino que, encajada a la fuerza en una normalidad aparente durante toda su vida, Diane buscó descuadrarse retratando lo que realmente la atraía y, para ello, aceptó su gusto por el miedo que la hacía sentir lo desconocido y lo inusual.

Más allá de su apariencia bizarra, se trata de una cinta llena de emoción y simbolismos, que entrega la llave para abrir las múltiples puertas de esta mujer que logró encontrar la belleza en las cosas raras, cuestionando la normalidad y los patrones morales y estéticos de su época, muchos de los cuales aún nos rodean.

Una vez más, me encuentro admirando la valentía de quienes se atreven a ser; una vez más, puedo gritar que yo tampoco soy normal y –llave en mano- me dispongo a abrir las puertas de mis calles, de mis ojos, de mis fantasías.