- ¿Por qué hay tantos policías en el centro hoy?- pregunté a un carabinero que estaba parado al lado de una micro de la institución, en Bandera con Huérfanos.
- Siempre estamos acá- respondió.
- Mire, yo paso todos los días por acá y lo que usted dice no es cierto.
El carabinero insistió en su postura, y yo volví a preguntar e insistir una y otra vez.
- ¿Por qué no me dice lo que pasa realmente y terminamos con esta cuestión?
- No pasa nada señorita.
- Insisto que me diga que pasa, tengo derecho saber.
- Ahhh, es su derecho, ¿por qué?
- Porque yo como ciudadana tengo derecho a saber lo que están haciendo en un lugar público.
- Mmmm, así que derecho, ¿y usted conoce sus deberes?- me dijo con tono socarrón.
- Claro que los conozco y mi deber ahora es decirle que tiene muy mala voluntad y que espero que éste sea un muy mal día para usted, porque eso le ocurre a la gente con tan escasa disposición de servicio a la ciudadanía- dije exagerando la nota. Di media vuelta y me fui.
Después de almorzar insistí nuevamente en el tema, preguntándole a un guardia municipal quien, con más ingenuidad que mala fe, me dio la misma explicación del carabinero, asegurando que siempre había muchos policías allí, pero sus palabras fueron opacadas por más de diez motos que cruzaban a toda velocidad por la calle Bandera con rumbo al Norte. Para mí eso no era del todo normal.
Hoy, a la entrada de la calle Nueva York, vi nuevamente una micro de la policía, me acerqué y le pregunté nuevamente a un carabinero. “Es bien curiosa usted ah. Estamos acá porque se preveen algunas marchas por el tema de la píldora del día después y por un paro de la UTEM”.
Le di las gracias y sonreí feliz.
Me molesta profundamente cuando los uniformados tienen ese comportamiento de Secreto de Estado para darse ínfulas de importancia, cuando se trata de temas bastante cotidianos.
¿Era tan difícil responder con la verdad y de buena forma?… Creo que no.