miércoles, octubre 11, 2006

Metro compartido


Comienza la temporada de recitales. Imagino el Estadio Nacional lleno y recuerdo cuantas veces estuve allí, en la cancha. Aprovechando mi tamaño pequeño partía sola y, con una técnica digna de rugbista, empezaba a adentrarme entre la gente hasta llegar a la reja junto al escenario. Era la época del colegio y mi mamá decía que yo estaba al borde de convertirme en una calcetinera (groupie), porque me encantaba estar ahí, gritando y coreando cada canción.

Los años pasaron y me fui poniendo más cómoda. Pienso en estar apretujada por una muchedumbre, mojada por el sudor de otros y me provoca bastante repulsión. No soy una persona que defienda demasiado su metro cuadrado, más bien soy de metro compartido, pero sólo con la gente que conozco y quiero.

En cambio, me molesta cuando el que está detrás de uno se acerca demasiado en la fila del banco, en el cine o en un supermercado, como si apretándose más fuera a llegar más rápido a su objetivo; esos tipos que hablan demasiado cerca; las horas de alto tráfico en la micro o en el metro, cuando sientes a un desconocido pegado, muy pegado a ti.

Tal vez eso podría ser algo positivo si la persona que nos aprieta fuera especialmente atractiva.

Creo que nunca tuve esa suerte, pero Andrea Maturana sí. Por lo menos en la ficción, por lo menos en un cuento, en uno de mis cuentos favoritos. Se llama “Cita” y comienza así:

“Era un aliento tibio que se le quedaba adherido en la nuca y le entraba por el cuello almidonado de la blusa, humedeciéndole la espalda. Alrededor de ella se comprimía la gente llenando el vagón, y sin embargo, la única proximidad real era ese aliento. Podía percibir su ritmo con más nitidez que el ruido de los carros o que su propia respiración: acompasado, tal vez acelerándose un poco a medida que aumentaba el contacto con su espalda y se hacía más intensa la presión entre sus nalgas. Pero los cambios de intensidad eran casi imperceptibles, dentro de un margen que permitía pensar en una casualidad, un inevitable acercamiento…”

Pueden seguir leyendo aquí o encontrarlo en el libro (Des) encuentros (des) esperados, Santiago de Chile, Ed. Alfaguara, 2000.

Este post fue inspirado en “Mi Metro Cuadrado”, un relato de Paty Leiva en Zancada.

La foto del metro es del destacado fotógrafo Patricio Valenzuela (Patotux).

8 comentarios:

Marcel Pommiez dijo...

1.- Hola.-
2.- Me cargan las masas.-
3.- La entrevista queda pendiente.-
4.- Acuérdate del dato del disco.-
5.- Un abrazo.-

Anónimo dijo...

Paloma... yo nuevamente posteándote.
Eso de las masas..sí, qué lata más grande verte rodeado sin poder moverte!!!! El metro, caos en la mañana y en las tardes... aunque últimamente me ha tocado ver el metro lleno a toda hora. Para que hablar al andar en micro...

Como dices, si fuera el acercamiento de una persona linda, con la cual cruzar una mirada y sonrisa, sería ideal, pero nada de nada, jajaja...

Bueno, muchos cariños para ti.

Paulo

gloria dijo...

notable cuento, no me acordaba de ese libro, me encanto cuando lo lei, hace haarto tiempo...mmmm...fantasia y realidad tienen una debil frontera a veces. saludos

Agua dijo...

No es sólo una masa, si no que es una masa de gente mala onda, dispuesta a empujarte por agarrar un asiento o por salir o entrar al metro. Y para que decir la mezcla de olores...

Gonzalo Villar Bordones dijo...

En eso coincido. Siempre sufro manoseos de tipos extraños.

Fernando MG dijo...

Hola Paloma, por lo de temporada de recitales me acorde de Francesca Anacarola y tu lobby pa que venga a Viña o a Valpo proximamente, antes de fin de año sería ideal, porque a pesar que mucha gente se viene a veranear pa aca, yo en cambio me voy.
Bueno, esto es porque me dijiste que te hiciera acordar, ah y respecto de Los Tres, de veras que vinieron al Sporting y no fui.
Tienes un estilo super entretenido y es fácil leerte.
Y de las aglomeraciones, no he estado en muchas, lo tipico de la micro o de un concierto, pero mas bien me desesperan.
saludos

kurotashio dijo...

Uhm... A mi me carga ir apretado, pero más que nada por el hecho de estar en espacios tan reducidos (sea el Metro o algún bus articulado).

Ahora, igual depende de "la compañía", pero no siempre es lo que uno espera, incluso cuando se va sentado O_o

kurotashiO!

Anónimo dijo...

y yo que crei que solo se dava en mexico, pero veo que todos estamos igual jajajaja cuando te sientes solo o con mucho frio, el metro es la soluciòn.
Gusto en visitarte de nuevo, saludos.