miércoles, marzo 22, 2006

Yo colecciono...

Aprovechaba las cinco cuadras que había entre el colegio y mi casa para incrementar la colección.

El tramo de regreso era un rito realizado paso a paso, lentamente… De pronto posaba mi pié sobre una baldosa que parecía estar suelta y la presionaba de lado a lado y, si podía moverla lo suficiente, me agachaba y la tomaba para mí.

En los mejores días llegaba a mi casa con tres o cuatro baldosas, a veces no traía ninguna.

- De repente te van a llevar presa por robo de propiedad pública- decía mi madre.

Yo seguí arriesgándome por meses. “Cuando sea grande y tenga mi propio departamento, voy a cambiar el piso de la cocina por baldosas de calle”, les explicaba a mis amigos cuando me preguntaban por esta extraña colección que ya ocupaba buena parte de la bodega de la casa materna.

Llegó un minuto en que casi todos sabían de este excéntrico afán. Para mi fiesta de 15, mis compañeros de colegio llegaron con muchos regalos… En realidad, cada uno de ellos traía una baldosa envuelta para mí.

Estaba de visita donde unos amigos fuera de Santiago el día en que mi familia se fue a vivir a la nueva casa y mi mamá no consideró en la mudanza mi pesada colección…

Las baldosas se quedaron en la memoria, donde hoy la imagen del piso de la cocina que soñé comparte un lugar con otra colección mucho más importante… mi colección de historias.


* Este post fue inspirado en mi amiga Vanessa y su padre coleccionista.

20 comentarios:

SERGINHO® dijo...

mmmm.. te puedo llevar una baldosa de antofagasta si quiere...

cariños¡

Cainista dijo...

Y yo puedo colaborar con otra de la misma ciudad, prefieres de algún color?

Me encantó tu historia, y me toca de cerca.
Despues de pasar (obligado) mi infancia en Buenos Aires, recuerdo que la primera vez que vi una piedra, fue en Mendoza, camino de regreso a Chile, apenas si me la podia pero no me podian convencer que en Chile SÍ habian piedras.

Esa extraña colección me costo varios viajes al sicologo escolar.

Ahora mi hija comenzo a coleccionar piedras :-D

Y no prentendo mandarla a ningun sicologo!

Cain

un cheque en blanco dijo...

A Alberto Hurtado le dió por recoger hombres y perros vagos...era su sino. Tú serías la santa de las baldosas vagas. Es tu sino.

paloma dijo...

Que wenos comentarios... recién puse el post y ya estoy muerta de la risa... Feliz aceptaré las baldosas nortinas de colores y aunque ya no las colecciono, me encantan todos los regalos... Y, sí, creo que voy por el camino de la santidad ¿O no?
Cariños para mis lectores tan aplicados...
P.

Santiago Illapa dijo...

Estoy organizando una expedición nocturna al cementerio... te apuntas????

ossadey dijo...

que buena historia, logré imaginarte caminando con semejante piedra... yo coleccioné latas, llegué a tener 150, distintas todas hasta que no supe que hacer con tantas, así que un día les tome una foto y las tiré a la basura... perdí la foto y las latas :(

apuntame con una baldosa sureña ;)

haroldo salas dijo...

Hay un canal de Televisión que colecciona lo más desechable del medio Televisivo. Lo pueden sintonizar en la frecuencia 9, y ahi podran parte de su colección:

Mauricio Israel
Kike Morande
patricia Maldonado
Claudio Sanchez
El Cura Hasbun
Viñuela
....entre otros

Saludos

RCB dijo...

Los comentarios acá son igual de simpáticos que el post ...

Fabrizio dijo...

Yo colecciono...espacios vacios, no me gusta guardar nada, cosa que no se usa va a parar a la basura.

bitacoreta.org dijo...

Paloma, gracias por tus comentários en mi blog. Que bien me sentí de leer todas tus opiniones, y disculpa mi demora en responderte. Resulta que entre medio de muchas responsabilidades de trabajo, Juanita se me enfermó, así que he tenido que monitorearla desde muy cerca. Cayó en cama con fiebre y tiritones. Trabajé desde su casa gracias a las comodidades del mundo moderno, pero con una mano en el teclado y la otra en el termometro midiendole la fiebre, que llegó a unos 102F, medidas raras de los gringos. Parque Forestal... pufff que lindo está, uno de los lugares más lindos de Santiago, más lindos del mundo... Solo a personas muy especiales se les ocurriría vivir ahí. Cuando vuelva a Chile seremos vecinos te lo prometo. Lo de especial lo digo por ti claro. Nos quedamos en el Hotel Floresta, que bien que te hayas dado cuenta. Hace mucho que quería quedarme en ese hotel, soy un nostalgico y me niego a aceptar que hoteles como el Carrera dejen de existir. Voy a escribir algo en el blog al respecto (te entrego la primicia!). El hotel es una maravilla, hotelería antigua, el olor, la gente que atiende medio embalsamada en el año 60, algo kitsch, pero la vista que tuvimos fue de un verde que no se encuentra en el centro. Es uno de los secretos mejor tenidos de Santiago.
Y si, Washington, acá vivo, lugar de viento y linda nieve (hay peores), que bueno que te entretuvo la nota.

De apoco yo y DC nos hemos reconciliado. No acaba de encantarme por completo, y eso que yo soy un tipo de gustos simples. Quizá es ahí donde topamos con Washington. Pero de a poco me ha mostrado rincones menos metálicos y es posible que llegue a llamarlo casa algun día. Quizá es muy poco el tiempo que llevo. Son solo 3 años y medio...
Cuentame tu historia de Washington, me encantaría escucharla...

Turista por la vida... jaja. Es increíble lo certera de esa frase.

Te saludo desde un frio Washington, a la espera del brote de los Cerezos.

Un abrazo, Pablo.

Irarrazabal dijo...

Dicen que las reales colecciones son las que obedecen a artículos extraños.
Yo colecciono tazas, tazones, mugs, etc, aún no se porque ni para que...
Lástima que las perdieras.
La historia es buenísima.
Saludos.

Pablo dijo...

Un año coleccioné (1983) disciplinadamente noticias del torneo de futbol nacional, las recortaba, guardaba y pegaba en un cuaderno para armar un album casero. Coleccioné también monedas y estampillas, más clásico... pero esto de coleccionar baldosas en mi vida lo había escuchado, me pareció notable !!
Me recordó la manía de comer uvas de a 5 o múltiplos de 5 a la vez... si se acababa el racimo con un número diferente sacaba otro, hasta que calzar en 5... bastante excéntrica costumbre esa, jajajajajaj :).
Un abrazo.

Anónimo dijo...

HOLA PALOMA HOJALA TE ACUERDES DE MI SOY EL QUE TE FUE A DEJAR DESDE LA CASA DEL SEÑOR NOLBERTO POBLETE TE MANDO MI MSN PA Q HABLEMOS DEREPENTE FHORMAZABALHOTMAIL.COM

Anónimo dijo...

¿Y qué haremos con tanta ceniza?

sdrahcir dijo...

Muy conmovedor amiga.
Besos.

Anónimo dijo...

Oye, me gustan dos cosas de tu blog. La estética y el post de las baldosas. Sabes? Yo coleccione muchas cosas en mi vida, esquelas, latas, conchitas de mar, música rara (Tengo una repisa llena de cds con mp3 raros)y ahora colecciono peliculas... vaya a saber que voy a coleccionar después. A veces me dan ganas de coleccionar fotos olvidadas, botadas por ahí, como Nino Quimcanpoaux (creo que asi se escribe), el personaje de Amelie. En fin... Tu post me abrió la cabeza y se me chorrearon todos los recuerdos por el piso, ahora tengo que recogerlos.
Saludos.
La nueva lectora fiel.
Alma

sole poirot dijo...

pequis
esas baldosas de la foto superior son las típicas de bilbao, no hay acera que no tenga esa trama. han hecho de estos trocitos de cemento objetos turísticos, las hay bañadas en chocolate, como tapa de croqueras, etc... es tanto el amor a ese suelo que cuando se suelta alguna ponen vigilancia extrema, hay dos personas dedicadas a ponerlas en su sitio, es un trabajo muy importante, mientras uno mira el otro pega, y así recorren los suelos de bilbao, evitando que pelusas como tu ;) se las lleven de recuerdo. besssssoss

yo-claudio dijo...

Ha sabido de colecciones muy diversas, pero... ¿baldosas? Eres muy ingeniosa y original, parece.
Acá desde Valparaíso los porteños también pueden contribuir con muchas baldosas... es increíble lo sueltas que están en varias calles.
chauuuu,
Claudio

TichaPitrufina dijo...

¡UPS! no me imaginé ese final, me estaba entusiasmando tanto con la historia y es que soy muy cachurera y colecciono cosas extrañas, no tanto como tus baldosas probablemente... es típico de las mamás tener esos desatinos, ya más de una vez he oído esos finales... yo espero nunca tenerlos con mi hijo.
En fin... la edad nos vuelve prácticos y lo prácticos nos vuelve intransigentes.
Es muy interesante tu blog.
salu2.

Miguel Angel Calderón dijo...

Paloma, podrias ver las baldosas sueltas que hay en los pasillos del hospital Salvador, tuve la idea de llevarme algunas, pienso que cuando saques una, liberaras algunos de los fantasmas que tiene oculto ese nosocomio