Hoy -y hasta el domingo- quien me regala esta nueva mirada es Howard Rheingold.
Luego de los vaivenes de la mañana, el almuerzo, la biblioteca, su breve descanso en el hotel y mi posteo en el blog, partimos en un taxi rumbo a Casa de Cena.
Roberto Arancibia subió un post muy bueno en su blog hablando de este encuentro: "... hoy tuve la oportunidad de estar con él, durante dos horas en un restaurant, conversando con un grupo pequeño de bloggers acerca de historia, política, de redes sociales, de la revolución pingüina, de Woodstock!, de las relaciones humanas y la comunicación inalámbrica. Una experiencia fantástica. Pudimos preguntarle muchas cosas e intercambiar ideas. Howard comía la primera cazuela de su vida y nosotros escuchábamos de primera fuente las ideas de este gringo buena onda y lleno de color, uno de los últimos american hero". Leer la historia completa aquí.
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