lunes, agosto 27, 2007

Sur

Estaba solo en el segundo piso de esa casa, donde pese al calor de la cocina a leña, los muros se sabían húmedos y se sentían llenos de historias añosas de generaciones de inmigrantes, esos que consiguieron cada tablón, cada teja y cada clavo a punta de esfuerzo, levantándose antes del amanecer y trabajando por las noches hasta agotar el cansancio.

Estaba ahí, de pie contra la ventana, mirando los campos que de pronto se iluminaban con un rayo y los árboles que eran arreciados por el viento inclemente. Sabía que todo eso era infinito y que todo eso tenía un fin. Sabía también que la casa era lo único en kilómetros a la redonda, pero que esa soledad no podía ser más grande que la de su alma.

Se puso el abrigo, tomó el rifle que había sido de su abuelo, abrió la puerta cerciorando en su cuerpo el frío de la noche tormentosa y, sin más, se largó a caminar bajo la lluvia. Los pies hundiéndose a cada paso en el barro, los ojos fijos en el horizonte oscuro, la mano empuñando el arma y el vaho saliendo por su boca con el ritmo de un jadeo sordo que no se detenía ni dejaba parar.

Caminó por horas contra el viento, a paso rápido, hasta cruzar el bosque y seguir rumbo a los cerros. Al llegar a lo más alto se detuvo. Respiró. Sintió sus pulmones llenos del aire frío y húmedo de ese sur ancestral. Giró sobre sí y volvió a mirar todo aquello iluminado de tanto en tanto. Y cerró los ojos y sintió la lluvia, sintió el agua cayendo por su cara, sintió las manos frías empuñadas con fuerza en el rifle. Sintió la rabia, la impotencia, la soledad y la dejó salir en un grito desgarrado que rompió la noche.

Hace más de 10 años que no escribía un cuento y como la ficción raramente es ficción del todo, esta historia está basada en una imagen que andaba dando vueltas en algún lugar de mis calles desde un pasado solsticio de invierno.

5 comentarios:

Nueva Vida dijo...

Buena Paloma. Excelente. Lleno de imagen y lugar de ensueño. Me evoca tantos recuerdos de mi, recuerdos de lugares, de experiencias y de momentos vividos que no volverán. Son momentos que solo habitan en mi recuerdo, Momentos que son como un bálsamo para mi.

Un saludo.
Niko.

Juan Carlos dijo...

Un escritor famoso(no recuerdo cuál) dijo que la gracia de escribir no es sorprender, ni anteponer el ego de quien escribe, sino simplemente dejar que la historia se cuente a través de nosotros. Y creo que lo lograste.

También disfruto escribiendo y al igual que tú, lo hago cuando se me da la gana. Aunque desde que empecé nunca ha pasado más de 6 meses entre cada escrito. Los cuales voy coleccionando en mi baúl literario. Tal vez tú también debieras dejarte llevar más a menudo por la "ficción", sólo por el gusto de escribir.

Saludos.

Roberto Arancibia dijo...

Me gustó, sentí el frío.
Y por qué tanta rabia contenida, será la soledad?
Mil historias en tu cuento.

Me gustó.

Gonzalo Villar Bordones dijo...

hacia dónde caminan tus noches?

Dani Pez dijo...

Me encantó! escribes excelente!

Cariños