Así me entretuve la otra noche con una amiga mientras jugábamos “Dilema” en su casa. Sonó el teléfono, ella se paró y estuvo un largo rato hablando con su hermana que vive en Canadá. Mientras tanto, yo me dediqué a analizar mis posibilidades con mayor detención.
Las palabras estaban allí y, aunque el destino guía, uno es el que elige, el que decide cómo va a armar el juego, qué camino va a tomar.
Entonces veo que así es en muchos sentidos la vida, tenemos las piezas y el azar, pero uno debe ir armando y decidiendo. Nada y todo se gana, nada y todo se pierde.
Para mí los puntos de este juego tienen que ver con la felicidad, con la risa, con el disfrute propio y el de los que me rodean. Así es mi juego y en este momento vuelvo a poner las letras, que esta vez dicen que es hora de llevar los ojos de vuelta a la calle, enfrentar los dilemas y ver cómo me va.
Es un juego y es la vida… y me encanta jugar.