El viaje tuvo de todo. Partí sólo conociendo cuál sería mi primer destino: el Parque Pumalín. El resto del trayecto se fue haciendo un poco por azar, un poco por ganas.
Finalmente no comí mariscos en Angelmó, no por miedo a intoxicarme, sino porque me encontraron cara de turista gringa y me querían cobrar un ojo de la cara. Así que, después de disfrutar un crudo en el centro, tomé el bus rumbo a Hornopirén, un pequeño pueblito que para mí fue la entrada a la Carretera Austral. Parte del tramo era sobre un trasbordador, nave que hizo un desvío de su recorrido habitual y se acercó a una lobería donde vi a más de 200 lobos de mar descansando sobre las rocas.
Hornopirén tiene más locales de Internet que lugares para comer. Eso llamó mi atención junto con la belleza de este lugar donde tomé el segundo trasbordador, esta vez hacia Caleta Gonzalo, una de las entradas al Parque Pumalín. En el trayecto estuve más de una hora escuchando hablar a un grupo de turistas-ciclistas de República Checa. La verdad es que no entendí nada de lo que hablaban, pero me fasciné mirando su interacción.
Una vez en Caleta Gonzalo, y luego de atravesar un puente colgante, llegué al camping, un lindo jardín rodeado de bosque donde cada quien instala su carpa donde quiere. Es bello el lugar, pero no se genera mucha interacción entre la gente. Sólo a la hora de las comidas pude conversar con algunas personas, compartiendo una mesa en el quincho. Todo lindo, todo limpio, todo normado. Aprendí a usar mi cocinilla con gran habilidad. En las noches pasé mucho, pero mucho frío, aunque llevé un guatero, uno de verdad, no es en sentido figurado.
Intenté seguir la corriente de los visitantes del lugar y hacer uno de los senderos… este es una de las cosas que motivan a las personas para ir hasta este austral parque: recorrer los diversos circuitos que ofrece Pumalín. Comencé por uno de los más pesados… “La Cascada”. Me tomó cinco horas y terminé odiando el bosque nativo, los animales, los pájaros y los ríos. Sentí músculos de mi cuerpo que no conocía y terminé con barro hasta dentro de las orejas.
Resulta que este caminito que se veía tan lindo e inocente en un principio, aumentaba su dificultad a cada metro. Cuando uno pensaba que ya había pasado lo peor, venía algo realmente peor. Mientras caminaba y caminaba para salir del bosque, solo pensaba en volver a la civilización y en un buen masaje… Como soy muy sedentaria, comprobé que tengo un estado físico malito… jajaja.
En el camping de Caleta Gonzalo, al igual que todo lo demás, los baños son muy limpios, pero las duchas son con agua fría (muy fría), no hay luz, teléfono, ni señal para celular y menos… Internet.
Aunque aproveche de tener largas conversaciones conmigo misma, tras cuatro días de aislamiento, cuando ya estaba a punto de comenzar a debatir con una de mis linternas a quien bauticé como Viernes (jajaja), me animé a hacer un sendero más razonable (Los Alerces, 40 minutos de caminata) y decidí volver al mundo. Me recibió Chaitén.
Después de encontrar un “moderno” cyber de Internet, con un poco de frustración a cuestas y convencida de que estoy un poco vieja para ir de camping sola, tomé otra decisión: que el resto de mi viaje tenía que ser eso, un VIAJE, con mucha conexión… y muchas conexiones.
Continuará…
12 comentarios:
Shuata! harto complicado el viaje. Yo soy de la idea de que no hay que viajar solo, precisamente para no pasar pellejerías en solitario. Además por un tema de seguridad.
Bueno, por lo menos ahora podrás contar que aperraste en aquellos bellos y agrestes parajes.
Saludos
Al final los viajes son experiencias y aprendizajes...si dejas que todo fluya habra sorpresas para ti...
Saludos desde tierras zapatistas
yo use ese MISMO computador en Chaitén! ...me demoré como 5 minutos en sólo entrar a mi casilla de correo. :)
saludos Paloma!...solo una consulta...hay alguna posibilidad de escribirle a algún mail?...es que tengo un montón de letras esperando por usted...
cariños...
Sigo tus pasos, Palomita, y espero que este viaje te dé lo que esperas. Cruzo los dedos para que sea así. Si no, te espero en Bogotá. Me encantaría si te animaras a venir a visitarme. Un beso y abrazos muy, muy polacos.
que casualidad, yo tambien tengo un matrimonio el viernes, por eso estoy atacada por que quiero ver a papi.
:(
quizas vamos a ser testigos del mismo suicidio el viernes. :)
besos
bueno, esto de darse de excursionista campista no es una tarea fácil. mi última subida a la montaña terminó conmigo bajando a poto y con amurramientos "que me venga a buscar un helicoptero". )mmm, no se si debiera contar estas cosas)
bienvenida a la civilización y espero impaciente la segunda parte, mira que bariloche dejo haaaaartas marcas en mi vida.
Besos
Un cyber a leña!! Mmmm, se ve bien, modem de 14? guácala!
Y las conversas con la linterna deben ser super reveladoras!! Pásale un rato el blog.
A veces es bueno estar de vuelta y poder recordar la aventura. Me imagino que corroboraste que las imágenes no siempre son lo que crees que son. Buen aprendizaje, niña.
Gracias por tu visita. Demás está decirte que eres sumamente bienvenida. El honor es mío.
Un abrazo (Mary Rogers, por si no le achunto a tu visit book)
Los mismos pasos que dimos hace 3 años. Los añoro. Hoy me prosterno
VU
Pucha cariño, definitivamente lo del camping no es lo tuyo... al menos ahora...
Un abrazo y espero el resto del relato!!
Que buena aventura !!!
hay que hacerla y gracias a ti, ahora sabemos que hay que ir preparados y con buena compañía, un buen saco de dormir etc etc.
Me ubiese gustado terminar de leer lo que decía el letrero de el "Sendero de Alerces" y otra cosa, como pueden pedir que protejamos el alerce con un letrero hecho de alerce, contraditorio aunque digan que esa madera era de un árbol caido.
salu2
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