“Además de los objetos que dan cuenta de la llegada de la orden de los mercedarios a América, ese lugar tiene una de las colecciones de arte pascuense más ricas que existe en Chile - dijo el profesor Enrique Solanich en una de sus clases – queda cerca de su casa señorita Baytelman, debería visitarlo”, acotó. Pero en esa época, 1999, el Museo La Merced se encontraba cerrado por restauración de sus dependencias.
De cualquier modo le hice caso y fui varias veces hasta la esquina de las calles Mac Iver y Merced. A través de los barrotes veía parte del jardín; un espacio digno de cuento renacentista. Tras los muros imaginaba las valiosas piezas arrumbadas. Esculturas sacras de piedra volcánica y maderas nativas casi extintas llenándose de polvo.
- ¿Dónde? – pregunté.
- En la Cafetería del Museo La Merced – dijo mi amiga Cristina al otro lado del teléfono.
Entonces supe que éste había reabierto sus puertas a fines de 2003 y que estaba invitada allí a tomar un café el sábado siguiente a las 11 de la mañana.
Tras la conversación de rigor en una de las mesitas dispuestas junto al maravilloso jardín, entramos al museo. Me llevé una grata sorpresa. La restauración fue hecha con pulcritud y cuidado en los requerimientos técnicos y funcionales, la circulación de los visitantes y la conservación del material exhibido, así como la continuidad estética en que son presentados los objetos, lo que permite apreciar de buena manera cada pieza, cada obra.
El recorrido se divide en siete espacios. En el primero se encuentra una pequeña parte de la famosa colección Rapa Nui de la que tanto había oído hablar. Las demás habitaciones permiten un recorrido por la historia de la orden religiosa, desde su formación -pasando por el encuentro de los dos mundos- hasta las manifestaciones del catolicismo en América, la mayoría producto del mestizaje artístico que surgió de la unión de ambas culturas.
Además de lo llamativas y bellas que resultan algunas piezas, cada sala posee un trabajo de que rescata la estructura original del recinto, reconstruido luego el terremoto de 1730, a la vez que juega con elementos de arquitectura y diseño modernos; para cada una de ellas también se dispuso iluminación especial y música acorde con la muestra exhibida.
Llevé a Cristina a la Basílica de La Merced, colindante al museo, para mostrarle el púlpito, ya que se trata de una de las piezas coloniales más importantes de Chile. Tallado con figuras alegóricas de los evangelistas (el águila, el toro, el ángel y el león) la obra del Siglo XVIII se atribuye al artista Jorge Lanz. Otra joya más del valioso tesoro mercedario.
www.museolamerced.cl
Visitas guiadas a cargo de licenciados en Historia del Arte.
Valores: $1000 adultos, $500 pesos estudiantes y adulto mayor, niños gratis.
3 comentarios:
Seguiré tu consejo y lo iré a visitar.
Si te interesa mi weblog ojala pudieses poner un link a él en el tuyo. Te estaría super agradecido. Yo te incluí en el mio.
Muchas gracias, Paloma.
Gracias por tu dato. Me fascina leerte la mente...Paloma
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