martes, abril 05, 2005

El gusto de haberlo conocido


Sábado. 18:30. Plaza de Armas. Busqué un lugar para sentarme frente a la Catedral y vi cómo cientos de personas entraban a despedirse simbólicamente del Papa.

Beny Pilowsky, mi abuelo materno,en su calidad de presidente del Comité Representativo de las Entidades Judías de Chile (CREJ), lo conoció personalmente cuando vino a nuestro país.

La suya fue una de las reuniones ecuménicas más largas que el pontífice tuvo en su visita de 1987. Cuenta Beny que estuvieron juntos durante media hora en la que hablaron en idish, hebreo, inglés y español.

Wojtyla le preguntó por el origen de su apellido, porque le sonaba a polaco y mi abuelo le contó que había nacido en Vilna, en Lituania, ciudad que en algún momento fue territorio de Polonia. Entonces el Papa insistió en tratar de hablar con mi abuelo en ruso o en polaco, pero no hubo caso. Haciendo gala de sus menores pero admirables dotes políglotas, en los otros idiomas Beny le explicó que vino a Chile cuando sólo tenía 2 años, así que nada sabía de esas lenguas.

Lo recuerda como un hombre carismático, pero muy conservador, con quién habló sobre la vida y problemáticas de los judíos en nuestro país, del Holocausto y del Estado de Israel.

Crecí viendo en un muro de su casa la foto que retrata el momento histórico. Mi abuelo aparece con la mano en el bolsillo de la chaqueta. “Muchos pensaron que le estaba entregando una donación”, me dice Beny al otro lado del teléfono y me explica riendo que no era un cheque sino una carta. Conociéndolo me imagino que debe haber sido una carta larga y llena de argumentos, en la que trataba con profundidad muchos de los aspectos sobre los que hablaron personalmente.

En la plaza, un poco más allá vi a una pareja de vagabundos que conversaban sentados, hasta que ella se puso de pie y, mientras se daban la mano con gran formalidad, le dijo al hombre: “Fue un gusto haberlo conocido y haber tenido la oportunidad de hablar con usted”.

Los miré desconcertada y pensé que lo mismo debe haberle dicho mi abuelo al Papa 18 años antes. Definitivamente este es un mundo de contrastes.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy lindo tu texto, Paloma. Saludos y abrazos desde Bogotá de tu amiga polaca.

Karen dijo...

Ojalá todos pudieramos tener un recuerdo así de significativo. Esos que no se olvidan nunca. saludos
K.

Anónimo dijo...

Hola Paloma
Te escribo porque encontré un reportaje anterior tuyo sobre Lana para zurdos. En el cuentas que inventaste un sistema para enseñar a tejer a los zurdos.
Me gustaría saber si puedes compartir tu sistema con el resto de la comunidad zurda ya que muchos te estarían agradecidos.

Me despido y te felicito por tus publicaciones.
Atte
Nibaldo
Director
info@zurdos.cl
www.zurdos.cl

Anónimo dijo...

Este post me hizo recordar a Forrest Gump. He visto la foto aquella en innumerables ocasiones y es precisamente eso: la forrestgumpesca sensación de estar ante algo o alguien grande, de esos que marcan el rumbo de la historia, más allá de sus torpezas y virtudes.
Imagino que estar frente a un Papa, ha de ser como percibir de manera tenue y tangencial algo así como el aliento de Dios (si existe) o llegar a tocar levemente, con la punta del meñique, la uña del pie menor del Altísimo (si la tiene). En resumen, la sensación de estar pero no estar, de que existe pero con alguna duda... Bueno, ¡Basta de metafísica!
Mi relación con JP II se circunscribe a mi provinciana venida y asistencia al Estadio Nacional en 1987. Recuerdo un vago punto de rojo y blanco en medio de un altar enorme sobre el césped que agitaba sus manos ante unos 80 mil perplejos y lascivos jóvenes que dijeron un ¡NO! rotundo cuando nos llamó a rechazar el sexo. Recuerdo, también, la memorable frase "¡No tengais miedo de mirarlo a él!", ocasión en que el pontífice indicó con certeza al rostro de Jesús en el tablero marcador de goles (Fútbol y religión... ¡Opios del pueblo!). Dirigí la mirada hacia aquél lienzo y sólo vi, en ese instante crucial en la vida de muchos, la cabellera de un compañero de curso que me tapó durante toda mi asistencia, en ese maldito afán de pararse sobre los asientos.
Luego, obviamente vi el lienzo con el rostro como lo había hecho toda la tarde, pero en el momento crucial del "¡No tengais miedo de mirarlo a él!" (porque ése era el valor agregado de dirigir la mirada en aquellos segundos) el diablo, como siempre, metió la cola y privó quizás a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana tal vez de un buen sacerdote, no obispo, ni arzobispo, cardenal o protodiácono, si no de un buen sacerdote. Nada más.
Agradezco al cabezudo compañero, de quien no recuerdo su nombre, que haya cruzado su enorme testa en aquél instante, de lo contrario los privaría de estas palabras. De seguro tendría que haber estado esperando el cónclave y ordenando a los peregrinos (látigo en mano) en la plaza de San Pedro o cambiando agua a los floreros de alguna iglesia, raspando la esperma de velas que dejan los feligreses ante la imagen de algún santo o rezando extensos rosarios que se los lleva el viento hacia algún lugar quien sabe donde... Los caminos de Dios son misteriosos, créanme.
Amén

Anónimo dijo...

tu abuelo es judío-polaco? lo digo por el apellido...mi mejor amigo es hijo de polaco y finlandesa, están muy ligados a todo este tema de juan pablo II que, la verdad, es alucinante. el tipo tenía un carisma que, creo, será imposible de superar, una humanidad sobrehumana, una calidez acogedora. vivirá por siempre. d.

unsologato dijo...

Gracias por este recuerdo. Tres maullidos de admiración por el pueblo polaco, el pueblo judío y por Juan Pablo II Magno.
Abrazoceánico!!!

Roberto Arancibia dijo...

Linda historia Paloma, lindo recuerdo. Esto ayudará a mantenerlo.
R.

Anónimo dijo...

Hola Paloma: Quisiera que entraras a la página http://www.ewakulak.com/content/view/192/44/ Te inserté en mis links preferidos. Un abrazo muy, muy fuerte desde Bogotá primaveral...

Ceci dijo...

Si todos pudiéramos vivir en un mundo donde se acepta y se agradece la diferencia, en lugar de aplastarla o tratar de eliminarla, los contrastes de este mundo serían tan bellos como este recuerdo que hoy has compartido con nosotros. Gracias, Paloma.

isabelicity dijo...

Me encantó tu post, y de pasada te quería comentar que tu abuelo fue cliente de mi mamá por muchos años y ella hasta el dia de hoy le tiene mucho aprecio por lo buena persona que es. (Mi mamá es corredora de la bolsa de comercio). Divertido, porque nunca lo he visto, pero desde muy chica que he escuchado de él.