Para los que viven en mi ciudad o estén de visita y quieran conocer un lugar con historia y con mucha onda, les presento la Confitería Torres. Aquí lo que escribí sobre este sitio para una revista de panoramas hace algunos meses. La cava aún no ha sido inaugurada oficialmente, así que el texto continúa vigente.El Secreto del TorresMientras mis amigos conversan animadamente, me pregunto a dónde conducirá la escalera ubicada en una esquina de la
Confitería Torres. Barajo alternativas: oficinas, más baños, un túnel hacia el Palacio de La Moneda. Ninguna de mis ideas resulta convincente, pero es fácil echar a volar la imaginación en un lugar que entre sus paredes guarda un siglo de historia.
Dirigida por el cocinero José Domingo Torres, la confitería abrió sus puertas en 1879 justo en la esquina de Ahumada con Huérfanos, trasladándose más tarde a su actual ubicación en el Palacio Iñiguez, en la Alameda casi al llegar a la calle Dieciocho.
Al poco andar el lugar se transformó en punto de reunión de políticos e intelectuales, siendo un referente del circuito bohemio capitalino durante décadas. Lentamente, los gloriosos años del Torres comenzaron a decaer. Nuevos espacios y la expansión de la ciudad, llevaron a su habitual clientela a abandonar la confitería, hasta que el año 2002 sus dueños decidieron ponerla en venta.
El ingeniero comercial Claudio Soto y su esposa Patrizia Misseroni, acordaron entonces dejar sus respectivos trabajos y hacer suyo el desafío del rescate, abordándolo desde una mirada tanto patrimonial como culinaria. Desecharon la posibilidad de imprimir en él aires de modernidad y optaron por destacar su espíritu clásico, pero mejorándolo aún más. Esa fue la premisa que los condujo en la decoración al momento de elegir la vajilla, las fotos que destacan en los muros, las sillas del sector de la cafetería y las baldosas del piso, entre la infinidad de detalles que pueblan el Torres.
Dejo la mesa y camino hacia la barra donde está Patrizia y le pregunto sobre el subterráneo.
- Es la Cava del Bicentenario – me dice en forma entusiasta – acompáñame, te la voy a mostrar.
Bajamos la misteriosa escalera hasta un espacio donde se ajustan los últimos detalles del proyecto que forma parte de las actividades con que se celebrarán los 200 años de la República. Patrizia me cuenta que para el Centenario, durante el gobierno de Emiliano Figueroa, en la Confitería Torres se realizó un evento similar que congregó a diplomáticos, intelectuales y la alta sociedad de la época.
El acto inaugural de la nueva cava se realizará en los próximos meses emulando aquella reunión y, durante la ceremonia, se guardarán los mejores vinos de las principales viñas chilenas para ser abiertos el 2010.
Me puse contenta por ella, por el proyecto y por la posibilidad de descubrir el mejor secreto del restaurant donde se dice que nacieron el Barros Luco, el Barros Jarpa y el Cola de Mono. Un lugar que, sin duda, merece seguir haciendo historia.
Confitería Torreswww.confiteriatorres.clAlameda 1570, Santiago
Tel. 688 0751