Volví a tejer. Este fue un fin de semana de familia, de afectos, de emotividad. Creo que nuevamente estoy un poco cansada, con más ganas de que las cosas pasen, que de hacer cosas.
Vi en el programa “Frutos del País” a una pareja que vive hace algunos años en Algarrobo. Esa fue su opción una vez que los hijos estuvieron grandes y pudieron dedicarse a disfrutar. Ella hace trabajos de quilt y patchwork y él realiza encuadernaciones manuales. Y así me siento, con ganas de ver los árboles moverse con el viento, tengo deseos de sentarme tardes enteras a tejer, a sentir la lluvia contra los techos de los edificios cercanos.
La banda sonora de mi vida huele a jazz, a John Coltrane, a humo de chimenea, aunque no haya una en mi casa. Puede ser la lluvia, el frío o las sopaipillas pasadas con chancaca, no lo sé. Sólo sé que se siente rico y calientito cuando la lana pasa por mis dedos y lo único que importa es el próximo punto que voy a tejer.
4 comentarios:
Hola,
También vi el programa y también me pasó un poco "¿y porqué yo no"?, ese sentimiento de esperar que las cosas pasen, que las prioridades sean otras, como los puntos del tejido... se lee tan bien en la Marcela Serrano, particularmente en "El albergue de las mujeres tristes". Bonito post lluvioso, como siempre tú... ¿vay encuentro?
cariños
katina
Sabes? igual te imagino viviendo una vida así...entre media hippie, media cultural...como de artista...muchos cariños.
Lindas letras.
Lindo tejido?
Me inscribiré para que me hagas un chaleco sin mangas.
La música de tus palabras logró tranquilizarme por unos instantes, sentir mi corazón abrigado de dulces recuerdos y mecerme al ritmo del jazz.
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