martes, marzo 29, 2005

Velas en el Latino


Varias veces he dicho que mi memoria es muy frágil. Recuerdo detalles y fragmentos, pero nunca hechos completamente articulados.

De esa mañana tengo grabado el sonido amenazante de un helicóptero, tal vez eran varios. No lo sé. También recuerdo ruido de autos y balas y, aunque sé que no lo vi, recuerdo al Tío Leo corriendo, angustiado, golpeado y herido, tratando de impedirlo.

Yo estuve ahí, a sólo 100 metros de donde fueron secuestrados. Estaba en el Latino de los Chicos, en Las Violetas. Tenía 8 años. Tercero Básico. Segundo piso con vista al patio, a la cancha de baby fútbol con sus murales, esos que nosotros mismos pintamos.

Lo que si recuerdo muy bien es la pena, el espanto del hallazgo de los cuerpos cerca del aeropuerto, los aniversarios, las velas. Muchas velas y un dolor mudo que sigue hasta hoy.

Es duro que algo así pase en tu colegio, es duro e injusto que un profesor y un papá mueran así, pero sin duda es más duro para los hijos, para sus parejas, para los colegas, para todos los que estaban en El Vergel ese día.

Hoy se cumplen 20 años e iremos a recordar, a romper la fragilidad de la memoria y una vez más habrá velas, cientos de velas, allí en mi colegio, donde fui niña y donde fui feliz, pero también donde conocí el dolor… el dolor ciego, sordo y mudo de esos años.

*Con cariño para Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero, para sus familias, para sus amigos y para todos los que llevamos el alma del Latino en el corazón.

Entrevista de LUN a Estela Ortiz de Parada

miércoles, marzo 16, 2005

Ni verde, ni italiana

En el centro de Santiago hay un hombre que se pasea por las calles vestido como una mujer, una señorona. Podría ser un simple vagabundo, pero no lo es. Es el Divino Anticristo, o por lo menos así se hace llamar. Lleva un carro de supermercado, a veces son dos. Allí guarda cosas que recoge de la calle, algunas las vende.


El Divino es escritor, es poeta. Tiene un estilo curioso, trastocado, pero a la vez contundente y lúcido. Sobre él se tejen muchas historias, algunas son verdades, otras mitos urbanos.

El Divino Anticristo es columnista también. El periódico “The Clinic” ha publicado varios de sus escritos, pero ahora el Divino dice que está enojado con la gente del “The Clínic”, porque se pusieron “hidrofóbicos” con él.

En una ocasión leí que el Divino odia a las mujeres y, sobre todo, a las mujeres viejas. Por eso, generalmente mantengo la distancia cuando lo vemos, aunque he cruzado un par de palabras con él. Una vez, compramos algunas de sus creaciones literarias que vende en fotocopias. Le preguntamos si necesitaba algo. “Una máquina de escribir que no sea verde ni italiana”, respondió.

Al igual que los bloggeros, el Divino lleva una bitácora. Es una bitácora santa y demoníaca con un lenguaje reinventado que divide en “facsímiles electro-químicos”.

Hace semanas que no lo veo. Estoy pensando que el Divinísimo consiguió la licuadora roja para mezclar parabolísimas, que está encerrado en las calles y que es invisible mientras escribe sus letrísimas en respuesta a los hidrofóbicos.

miércoles, marzo 09, 2005

Ando un poco fome

Ayer muy temprano fui a una charla que ofreció mi tío Daniel Pilowsky en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Chile. Sí, lo reconozco. Me dio un poco de miedo que me dejaran encerrada, pero traté de disimular. Conocí a la doctora Graciela Rojas, la directora del lugar y me pareció realmente encantadora.

Antes de ingresar, a sólo una cuadra de allí pude ver la entrada del cementerio, donde ya tenían listo el escenario para el funeral de Gladys Marín. Aunque me fui del lugar mucho antes de que empezara a llegar la gente, alcancé a ver un maravilloso mural que realizó la Brigada Ramona Parra en su honor. Cuando era más chica no me gustaba ese estilo, pero ahora la estética que proponen la encuentro linda y con gusto a nostalgia. Fue un buen regalo del día de la mujer y una bonita despedida para Gladys, su consecuencia, su fuerza y su inolvidable sonrisa.

De Kusturica puedo decir que estuve al lado del escenario y vi sus zapatos blancos con luces azules, que el recital fue pura energía y que me encontré con Roberto y Mertine. Hoy finalmente no iré a ver a Lenny, porque la productora Fénix redujo los pases de prensa (buuu), pero tal vez me doy una vueltecita por la Galery Nights, aunque no amanecí con cara de glamour.

Esta semana tengo mucho trabajo y me quedan un par de conversaciones de almuerzo, donde una de mis contertulias es mi amiga Cote Herman (salimos juntas en la foto). Prometo más inspiración para la próxima semana. Total el blog es mío y tengo derecho a tener semanas fomes. ¿O no? Chao pescao.

jueves, marzo 03, 2005

Terremoto del '85


Yo tenía sólo ocho años. Estaba viendo televisión. Una película de piratas, creo. Todo comenzó a moverse, la tele cayó al suelo y explotó. Tengo la sensación de haber bajado las escaleras volando, tomada de la mano de mi nana Marina. Mi mamá llegó al rato con la mamá de mi amiga Trini, la María Paz, que estaba muy nerviosa. La noche fue como un pijama party, porque dormimos todos en saco en el primer piso, en el living. Allí sentimos las réplicas nocturnas, con mucho miedo, pero también con gran emoción. Tiempo después supe que mis primas lo pasaron en el metro, que mi papá iba en auto y mi marido desde la puerta de la casa de su tía vio como se caía una de las torres de la iglesia de San Fernando. Siempre es un tema, sobre todo si hay extranjeros que nunca han sentido uno así de fuerte. Da mucho miedo, pero uno se siente un poco héroe por tener un terremoto en el cuerpo. ¿Y usted, dónde estaba el 3 de marzo de 1985?