martes, febrero 22, 2005

El tema sigue ahí

Aunque intente no pensar en ello, el tema de la muerte sigue ahí, siempre latiendo en todas partes, porque es tan fuerte como la vida y es parte de ella.



Lo único que me queda por hacer entonces es desear que no pase pronto. Ni para mí, ni para los que quiero, ni para nadie que disfrute de su existencia y haga un poco mejor la vida de los demás, la vida en este mundo.



Todo esto partió por un post de Petra que inspiró a Roberto y un post de Roberto que me inspiró a mí y nos vuelve a todos hacia el misterio, hacia el vacío, el susto, la esperanza o la pena.

Petra, la erudita Petra de reflexiones lúdicas y profundas, un día navegando por los mares de la red conoció el blog de Juan Vergescott, que resultó ser José Luis de la Fuente, catedrático en Literatura Hispanoamericana de la Universidad de Valladolid. Petra se “enamoró” de su escritura impecable y, al poco tiempo, establecieron una relación virtual. Juan sigue ahí. Juan y todos los otros escritos de José Luis, pero José Luis murió hace algo más de un mes a los 40 años.

Roberto, mi tío-amigo-gurú bloggero, inspirado en Petra se pregunta que sucederá con “todo esto” cuando ya no estemos. Atendiendo a sus preocupaciones sobre el tema de las llaves, para su tranquilidad y por si sirviera de algo, les cuento que hay una copia en manos de mi hermano Felipe, que volvió sano y bello de Japón y que es amo y dueño del dominio que me aloja. Supongo que él sabría si merece la pena rescatar algo de todo esto, intervenirlo o cerrar la puerta para siempre.

Como le dije a Roberto y vuelvo a reiterar, sólo espero que eso no pase pronto, porque querámoslo o no a todos nos va a ocurrir, tarde o temprano. Yo simplemente trato de no pensar en eso, porque pensarlo me perturba demasiado.

En mi familia hay una fuerte carga genética referente al Alzheimer. Siempre fui la regalona de mi abuelita Nena, la luz de sus ojos, como ella solía decir. Hace más de 10 años cuando se enfermó y vi que poco a poco me iba olvidando y cómo ella sufría (espero y creo que ya no sufre tanto) le dije a mi papá que ya no quería saber ni aprender nada más, porque todo algún día se me iba a olvidar, incluso lo más querido, así que no tenía ningún sentido seguir aprendiendo.

Él (sabio el Gadi) me dijo que si fuera por eso, nada de lo que uno hacía valía la pena porque de todas formas uno se iba a morir, varios de nosotros tal vez mucho antes de olvidarlo todo. Sentí que tenía razón. Mucha y toda la razón.

Desde entonces ya no pienso en eso o trato de no hacerlo. Desde entonces soy más hedonista y trato de disfrutar al máximo de cada cosa y cada minuto. Y hablo de las cosas más simples. Una sopa calientita en el invierno, un helado de cono en el verano, ver las hojas moviéndose en las copas de los árboles, sentir un beso en el cuello, abrazar a mi amado, mirar a mi mamá y a mis hermanos, una sonrisa en la cara de mi padre (afeitado y todo), una linda película, escuchar a mis cantantes favoritas, dormir, mirar el mundo, las luces de la ciudad o las estrellas en el cielo, ver el amanecer en un lago, la puesta de sol en el mar, escuchar el sonido de las olas, conversar con amigos, comer castañas, sentir la lluvia, sentir el viento, sentir el sol. Amar.

Supongo que todo eso que siento, quiero y amo algún día no estará más. Por eso lo disfruto ahora. No sé que pasará después. No sé si me importe cuando ya no esté. Lo único que tengo claro y que me interesa, es que si hay algo por rescatar, si hay algo que merezca quedar, espero que sean cosas que den a otros más alegría y vida… los mismos ingredientes que me permiten ser feliz.

14 comentarios:

Karen dijo...

Parece que todos quedamos pegados con el tema, porque ha sido comentario obligado.
Pasé por la página de la Ceci en Vancouver, vi tu blog y estuve leyendo. Ya me dieron ganas de ir al Museo de la Merced.
Saludos y nos vemos en algun blog.
K-

unsologato dijo...

A veces me digo: será bella esa nada que nos espera, esa no-respiración, esa ausencia definitiva, el no ser; tal vez trato de engañarme, de jugar al nihilista, de espantar los fantasmas, porque sé que conmigo o sin mi, la vida seguirá siendo maravillosa, y aún seguirá habiendo belleza en esas inmensas regiones del universo donde sólo hay silenciosa materia inerte y nadie para jugar con ella.
También hay arrebatos panteístas, diluirse en ese todo porque se es parte del él.
Buen posteo!!!
Saludo felino.

Jerry Jeldres dijo...

Es ahi dende el sentido de la proyeccion aparece, proyectarno en nuestros hijos (para los que lo tienen) en su educacion, o en el amor a la pareja, en el arbol que plantamos en frente de lacasa, esperando que alguien en el futuro lo vea o simplemente. Todos ,quizas tenemos un fin: ser inmortales en nuestros actos y sentimientos.
Saludos

sole poirot dijo...

hoy leí un texto sobre los entornos del hombre, y a pesar de que parecía sacado del contexto para el que fue escrito, pues lo leí citado en un libro de diseño digital. me pareció sumamente interesante esa mirada hacia un hombre siempre vinculado con un ENTORNO un espacio no tangible, invisible, infinito. el primer entorno y el segudno entorno son los primordiales y básicos, el tercer entorno es descrito como el CIBERESPACIO. ese mundo que creo infinito en el que flotamos, en el que nos sumergimos y viajamos, en el que nos escondemos, sobre el que gritamos o poetizamos. un ciberespacio, un nuevo entorno en el que nuestra especie se desarrolla, sobre el cual las almas se desparraman, crecen y se alargan sobre las redes.
me acordé de esto al leerte, paloma, cuando hablas de quellas huellas que dejaremos innevitablemente al morir. veo una imagen:
sumergirse en el agua, llenar los oídos de agua y oír sordamente la propia respiración, es estar lejos y consciente, de uno por dentro y de la vida externa, la que late a fuera, ¿volvemos a ser peces?.
un abrazo acuático,
almapalabra

Ceci dijo...

Inspirador tu post, Paloma. Es que la muerte es un sustantivo contundente y, en su conjugación verbal, es una acción de larga duración.
Me explico: quien se muere termina con su vida, pero para las personas que lo amamos, se nos sigue muriendo a cada rato. No es exactamente una memoria, ni un recuerdo de esa tarde en que falleció, nada de eso. Es la realización de la verdad; de hacer sentido al hecho de la muerte, es decir, la determinación absoluta del momento mismo de su muerte.
Por eso mis muertos se me mueren a cada rato. Y cada vez, es el mismo dolor y el mismo sentimiento de impotencia que prevalecen, que no se pasan ni siquiera con la resignación a golpe de receta religiosa.
Si hemos de irnos de aquí queremos hacerlo de una manera mejor, algo más generoso, como elevarse por los aires y desaparecer agitando la mano a la hora de la despedida.
Arriba, al lado, en medio o donde sea que exista el “Más allá”, alguien tiene que comprender que los humanos ya no estamos dispuestos a sufrir, sin por lo menos presentar una muy seria queja. Va por todos: niñas, niños, ancianas, ancianos, las y los jóvenes, guerras, epidemias, enfermedades, hambre, asesinatos, etcétera. No podemos continuar de esta manera. ¡Queremos que se nos abran otra vez las puertas del paraíso terrenal!
Y mientras me propongo organizar una Huelga Universal para salir con vida de este mundo, espero que estas líneas logren llenar un poquito ese vacío tan lleno de dolor y tan solitario que muchos tienen.

Suzanne dijo...

HOla Paloma:

Me gustó mucho tus últimos párrafos. Y es verdad, hay que vivir el día a día, disfrutar de cada momento y de las cosas simple de la vida.

Saludos!

Anónimo dijo...

El afeitado dice:
Me encanta revisar cada tanto tus textos, y gozar esa energía tierna que emanas.
Un beso

Ángel mutante dijo...

¿Cuándo nos haremos amigos de la muerte, y la trataremos como a una igual y nos dejaremos acariciar por ella, sin que importe la mano del destino, el karma o el rito funerario?
Dime cuándo, Palomita, tú que vuelas por tantos barrios bien informados.
Chaoooo.
Besitos gárgolas.

Anónimo dijo...

Está bien ser hedonista, pero tal vez no sea bueno apartar de nuestra mente el tema. Aceptar la muerte como lo que es, parte de la vida.
Tus últimas líneas me recordaron la frase "nuestras sombras son más grandes que nosotros mismos"... yo quiero disfrutar la vida, las pequeñas cosas, como tú dices, dejando además -y ojalá-alguna huella.
Seguirás escribiendo en Stgo entretenido?
Cariños,
Nadia

Roberto Arancibia dijo...

"Supongo que todo eso que siento, quiero y amo algún día no estará más. Por eso lo disfruto ahora."

Esa es la cosa Paloma guapa, tal cual.
R.

yo dijo...

Hola Paloma,

Es la primera vez que te escribo... Llegué a tu blogg por el blogg de tu Felipe, a quien le escribí hace poco tiempo. LLegué por una casualidad googlisquistica.. a Felipe, y ahí vi que él hablaba de ti y vi tu link, y el título "con los ojos en la calle" que no deja de cautivarme cada vez que lo leo. Lo de la muerte no lo leí bien, sólo vi las fotos, pero el texto de Cupido lo retomo a menudo... quizá un poco por robarte esa emoción que describes, los corazones burbujeantes... Me encanta como los momentos triviales (pérdida en la votación y mirar ventana) se convierten en textos llenos de vivencias en tus letras ( ¿te gusta "tarde en el hopsital" de Pezoa Véliz, tienes como algo de eso, a veces, según yo). Por ti tb le escribí a Roberto, y ahora no sé, me siento como una especie de intrusa en vuestra red bloggística... a lq ue nadie me invitó y así de fresca, entré. Abrí un blogg aquí en enero, pero no sé como se puede acceder a él desde google o desde otra parte.... así que soy como una espía bogger secreta... Ah, para tu recocijo personal, el ingeniero de sonido que habitualmente trabaja con F. Ancarola, en varios conciertos (y toma clases de canto con ella) es del Latino -ed. media, antes estuvo en Canadá- (igual no es de tu generación, él tiene 35 y se llama Ignacio).
Saludos a ti y a tu amado,
Katina

Petruska dijo...

Creo Paloma que los chinos en sus miles de años de existencia consciente, no se equivocan con aquello de que lo que "importa" es el aquí y ahora. El centro del zen. Ommm..
Cariños. P.
PD: Ese Ignacio del post anterior, es amigo mío; me causa gracia como nos topamos todos de algún modo en esta red, esa teoria de los 6 grados... o 5, no sé.

Anónimo dijo...

... en efecto, yo soy ese. Y Petra, pensé que eras esa, y eras. Y Katina también sopuse, y también eras! Todo da vueltas y vueltas... me mareo...

Anónimo dijo...

... y de pronto todo ha dejado de dar vueltas y vueltas. O se ha completado el círculo. O ha comenzado a avanzar en línea recta, o hacia arriba, o algo así. No se. Ya no importa cómo se explique. Lo importante es que ha sucedido algo que se siente bien. Muy bien.