Lo que leerán a continuación se relaciona con pensar de qué forma organizaciones que tradicionalmente se plantean como las más serias y tradicionales del tejido social, pueden perderle el miedo a las nuevas tecnologías y usarlas para atraer a la comunidad y difundir sus actividades.
Se trata de un artículo de Sue Fishkoff (publicado en la Jewish Telegraphic Agency) que me pareció notable.
Notable no sólo por el buen orden de las ideas, sino que también porque este ejemplo se puede extrapolar, enendiendo los miedos y las oportunidades que las plataformas de la web social representan para otras instituciones tradicionales.
Aquí está la traducción del artículo, prácticamente íntegro, que hice para ustedes:
Más sinagogas están blogueando y twiteando
Sue Fishkoff
Traducido por Paloma Baytelman
La Congregación “Ner Tamid” en Henderson, Nevada (Estados Unidos), hace transmisiones vía web (webcasts) de sus servicios de bar y bat mitzvah, para las familias y amigos que no pueden asistir al evento. El director del jardín infantil de la Congregación “ion Beth Israel” en Charlottesville, Virginia, twitea desde la sala de clases varias veces al día, por lo que los padres pueden saber lo que sus hijos están aprendiendo.
En los últimos años, sinagogas, escuelas religiosas y otros grupos judaicos se han registrado en Facebook, blogs, Twitter y otras plataformas de la web social, para aprender cómo las nuevas tecnologías pueden fortalecer a sus organizaciones y mejorar su difusión.
Las organizaciones basadas en la fe, han sido las últimas en subirse a este carro… Pero ahora lo están haciendo con entusiasmo. Incluso el Papa tiene una página en Facebook con más de 80.000 fans.
Estas entidades se han dado cuenta de que las herramientas de la web 2.0 están transformando tanto el quiénes son, como la forma que tienen de funcionar. Esto puede ser atermorizante para aquellos líderes religiosos que están cómodos con los viejos modelos organizacionales.
“Los medios sociales están cambiando la forma en que la gente percibe a sus instituciones religiosas”, dice Lisa Colton, fundadora y presidenta de “Darim Online”, una entidad sin fines de lucro que ayuda a las organizaciones judaicas a superar su temor y a entender el potencial de los nuevos medios. “Las organizations ya no tienen el monopolio, porque ahora las personas pueden hablar directamente unas con otras”, señala.
Agrega que, al principio, cuando las sinagogas y los colegios religiosos comenzaron a utilizar los nuevos medios, lo hicieron para llevar a cabo de forma más eficiente tareas clásicas: manadar mails para invitar a eventos, en lugar de hacer uso del correo tradicional, o crear un sitio web que los encargados de la comunidad usan como un boletín informativo online. Si bien esto permite que los mensajes lleguen más rápido, sigue siendo una comunicación de una sola vía.
Adentrándose más aún en el tema, Lisa Colton dice que el clero judío, los educadores y otras personas de la comunidad, han descubierto que estas nuevas herramientas también requieren nuevas formas de “hablar” y de “escuchar”, a la hora de fomentar la participación activa de la gente.
“Incluso al nivel más simple, las herramientas de la web social permiten a las personas reunirse en torno a ideas y objetivos que tienen en común, de forma descentralizada y asincrónica”, explica.
Lindas palabras, ¿pero qué significan?
Por ejemplo, para Gabby Volodarsky, del Templo “Sinai” en Oakland, California, estas herramientas permiten enterarse cuando un miembro de la comunidad esta enfrentando una situación compleja y, por lo tanto, ayudar a la gente que lo necesita de una forma mucho más rápida.
A menudo, la gente comparte en Internet cierta información que no compartiría cara a cara. Esto sucede especialmente entre la gente joven, según detalla el Rabino Jonathan Blake, del Templo “Westchester Reform” en Scarsdale, Nuvea York. Él usa Facebook para permanecer en contacto con los ex alumnos del colegio en que enseña, una vez que ellos ya se han graduado.
Cuando Blake recién abrió su cuenta en Facebook, se sorprendió gratamente al ver que tantos de sus ex alumnos lo agregaron como “amigo”. Ahora, el rabino tiene una presencia constante en sus vidas, transformándose él mismo en un vínculo entre los jóvenes y la comunidad judía de su ciudad natal. “No estoy ahí para espiarlos –asegura- pero se más sobre lo que ellos están haciendo, de lo que sabes sus propios padres”, Entonces, si se meten en algo peligroso, él puede puede intervenir, como un pastor, no como un padre.
Los medios sociales de la web permiten a los miembros de una congregación hablar tanto entre ellos, como con los rabinos u otros encargados de la comunidad. De hecho, la sinagoga “Sixth and I Historic”, en Washington, los ha usado para ayudar a promover un concurso culinario de Januka. En vez de enviar una invitación por mail o por correo tradicional, el equipo del templo usa Twitter para generar “ruido” y expectación, por ejemplo, twiteando sobre las papas que una mujer piensa traer al concurso y linkeando eso al blog de la participante. Después, los lectores de dicho blog pinchan el link de vuelta al sitio web de la sinagoga, lo que es mejor publicidad que cualquier otras que se le pudiera haber ocurrido a los directivos de esa comunidad, según explica Meredith Jacobs, directora del programa familiar de la sinagoga.
“¿Por qué la gente joven viene a la sinagoga? Viene por la comunidad. Con esto del concurso culinario de Januka vi que ellos estaban twiteando de aquí para allá y de allá para acá. Así se enteraban de lo que estaba pasando y se fue corriendo la voz muy rápidamente”.
En el Templo “Beth Sholom” en Roslyn Heights, Nueva York, hicieron algo aún más osado, la comunidad le dio una pequeña cámara de video portátil al viejo Rabino Alan Lucas. Aunque muchas personas mayores son reacios a usar estos nuevos dispositivos, Lucas comenzó a utilizar la cámara de inmediato y, en diciembre de 2009, subió su primer video a YouTube, donde se lo ve en su escritorio opinando sobre una canción de Januka creada recientemente por un mormón. El video ha generado diálogo incluso fuera de la propia congregación.