miércoles, agosto 27, 2008

Señor Fiscal


Noche de martes. Casa Abarzúa. Cumpleaños de mi querido amigo Leandro. Wifi y el computador sobre mis piernas, mientras escucho las conversaciones de abogados y periodistas que trabajan para el Ministerio Público. Un léxico propio de leguleyos y tráficantes, no porque consuman sino porque persiguen y apresan a “los malos”.

Hablan de lo terriblemente kitsch de los bienes suntuarios incautados: glóbos terráqueos de lapislazulí y controles remotos con botones de cristal. Un poco más allá en la mesa, Orieta habla de su ruptura amorosa, Leandro le discute algunos detalles, ella argumenta, luego mira a un hombre más allá y le dice: “Fiscal, dígale que lo que señalo es cierto” y continúa hablando con Leandro y Fiscal, y esto es muy raro, y la mesa es un estrado y el sushi y la comida Thai son las pruebas.

El resto de los comensales siguen hablando de GPS y teléfonos intervenidos y todos lloran de risa con mis hisorias de gente “normal”. Si supieran que sólo vivo en la web. Lo demás, lo real, es mi “vida secreta”. ¿Es como para ser perseguida por el Ministerio Público? No creo. Pero privada, al fin y al cabo.

Esa es mi última palabra Señor Fiscal.

jueves, agosto 14, 2008

Patriota

Hay un lugar desocupado y me siento allí. Es la micro con rumbo al metro Escuela Militar. Mi compañero de asiento, un hombre de cincuenta-y-tantos que mira hacia un punto indefinido por la ventana hasta que suena su celular.

Comienza la búsqueda en los bolsillos de su chaqueta y yo miro sorprendida y escucho incrédula pues el sonido de su teléfono es ni más ni menos que la melodía del himno nacional.



Viene a mi la letra mientras él busca: “Puro Chile es tu cielo azulado, puras brisas te cruzan también y tu campo, de flores bordado es la copia feliz del edén, majestuosa es la blanca montaña que te dio por baluarte el Señor…”
- Aló? … Hola Pedro… Ya voy llegando a la Escuela Militar, así que tomo el metro y en unos 15 minutos debería estar llegando por allá.
Bajo de la micro y detrás de mí lo hace el hombre, que acaba de despedirse y colgar.
- Disculpe que lo moleste, pero me llamó mucho la atención su ringtone- le digo.
- Ahhh, sí, es la canción nacional, mi hijo me lo instaló y me gusta mucho.
- Nunca lo había escuchado como ringtone. Qué reacción tiene la gente cuando su teléfono comienza a sonar.
- La mayoría se sorprende, incluso hay algunos que se ponen de pie. Todo el mundo mira ¿sabe? Así es que hay que tener harta personalidad para usar un ringtone así, no cualquiera se atreve. Pero por sobre todas las cosas, hay que ser muy patriota y yo lo soy.
- Así veo.