miércoles, agosto 30, 2006

Orsai y yo



Después de que se le ocurriera dejar de fumar justo durante el Mundial de Fútbol y de un autoexilio de un mes, quién sabe dónde, Hernán ha vuelto.



Desde que tengo uso de razón (perdón, quise decir “desde que tengo blog”, mayo de 2004) y gracias a la recomendación de Roberto Arancibia, he venido leyendo todas y cada una de las historias que publica en “Orsai” este periodista-escritor-blogger argentino radicado en Barcelona y padre de la premiada blogonovela “Diario de una Mujer Gorda”.

Aunque trato de centrarme en historias que pasan más allá de este computador, a veces es inevitable comentar cosas que me llaman tanto la atención como el regreso de Hernán Casciari y, por cierto, el regreso de su humor, porque al contrario de lo que él pensaba, pese a la falta de nicotina sigo gozando como siempre de sus relatos.

Además, en el último hace una muy buena reflexión sobre cómo se vive el mundo para los que estamos acostumbrados a conectarnos el día entero. Aquí va… Luego, no se pierdan mis links de “Orsai para principiantes” y, finalmente, perdonen lo nerd de este post.

“… Cada vez importa menos dónde estamos parados. Cada día que pasa uno puede elegir su patria con mayor facilidad, sin la desgracia de tener que padecerla.
Si entrásemos a hurtadillas en el ordenador portátil de cualquier desconocido, y estudiásemos brevemente el historial de los últimos diez periódicos que ha visitado, sabríamos en qué patria piensa, qué patria le preocupa, cuál lo desvela, con independencia de dónde haya elegido vivir, o dónde le haya tocado. Creo, entonces, que hay una nueva y moderna concepción de identidad, y quisiera resumirla en cinco palabras: Somos de donde necesitamos saber…”

Orsai para Principiantes:

Ficción
Una docena de tortas negras

Nunca le abras la puerta a un chino
Tarifa plana de porro y otros avances

El hombre que sueña con todo lo malo
Las llagas de Waiser

Quedáte conmigo Lucas
Lucas y Alex bajo la lluvia
Más Lucas y Alex

De la vida real
Cagar leyendo un placer rioplatense

Mi hija y demás perifricos

Lado A, Música Ligera
Lado B, Canciones Lentas

Consejos y reflexiones
Señora, desmáyese en otro lado

El título déjalo para el final

Tu cara me suena de alguna parte

Bonus Truck: "Cuando te hacés el loco y no te mira nadie… no te hacés el loco, estás loco”, de la abuela de Orsai en "Señora, desmáyese en otro lado"

lunes, agosto 28, 2006

¿Qué hago en la tele?


Hace un rato Claudio me avisó que salgo en un comercial publicitario de un nuevo programa que está preparando Canal 13 sobre familias entretenidas. Después me vi con mis propios ojos.

Ni mi familia es tan entretenida, ni yo voy a participar, simplemente estas personas utilizaron sin mi autorización una foto de mi blog, en donde salgo vestida de huasa.

La foto fue sacada para el 18 de septiembre de 2005 y el huaso que está a mi lado no es ni familiar mío, ni puedo asegurar qué tan entretenido sea.

La promo del nuevo espacio de Canal 13 muestra entre 5 a 10 fotos de “familias entretenidas” y en una de esas imágenes estoy yo.

Aunque me parece divertida la anécdota, estoy tratando de comunicarme con los responsables para qué me expliquen ¿qué hago yo en la tele?

lunes, agosto 21, 2006

Jaar Adicta


Alfredo Jaar tiene 50 años y, aunque nació y estudió en Chile, ha desarrollado casi toda su trayectoria desde Nueva York como ciudadano del mundo.

Lo conocí en junio de 2004 en la Sala Isidora Zegers, cuando participó en el Coloquio Internacional de Arte y Política, organizado por la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, la Universidad Arcis y el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

En esa oportunidad quedé impresionada por la elocuencia de este artista que ha montado sus trabajos en Estados Unidos, Suecia, Italia, España, Venezuela y muchos otros países.

Estuvieron a punto de deportarlo de EE.UU. por poner una instalación en el Times Square de Nueva York, donde le explicaba a los gringos que su país no se llama América, sino que América es un continente con un montón de países.

Hizo un museo de papel que después quemó en una ciudad hecha en
torno a la producción de TetraPack en Suecia, para que los habitantes sintieran la necesidad real de impulsar su propio lugar de arte.

Puso una luz roja que se encendía cuando un “homeless” apretaba un botón, e iluminaba la cúpula de un edificio emblemático de Montreal que se ve desde todas partes, para denunciar la alta cantidad de gente sin casa que hay en esa ciudad canadiense.

Hizo conversar en música a concertistas que estaban tocando a ambos lados de la frontera entre EE.UU. y México, soltando tantos globos como personas han muerto tratando de cruzar ese límite.

Habló de la masacre en Ruanda, mostrando sólo los ojos de una mujer, eran miles de diapositivas que mostraban a esta mujer, sus ojos que estaban viendo a su hijo asesinado.

Me basta sólo recordar todo esto para que se ponga la piel de gallina y es que es un artista maravilloso. Lo invitan a crear, va a los lugares, se instala por algunas semanas o algunos meses, hasta que encuentra el tema del cual quiere hablar y sus discursos son más que efectivos.

Cuando lo escuché hablando de su trabajo, rallé con él y su obra y le podía hablar durante horas sobre Jaar a quien fuera que me prestara un poco de atención.

En octubre se materializarán dos grandes muestras de Alfredo Jaar en Chile. Así muchas personas podrán conocer a este artista que articula su discurso en torno a crisis geopolíticas y sociales, las relaciones entre los países ricos y los tercermundistas, el conflicto de la inmigración, la violencia, el racismo y los refugiados.

“Jaar SCL 2006”, es el nombre de la exposición que estará repartida entre Fundación Telefónica y la Galería Gabriela Mistral. Allí el creador dará a conocer “La Trilogía de Gramsci” una pieza que critica entre otras cosas el engaño de Mao Tse Tung a los intelectuales chinos.

En el sitio web de la Radio Beethoven encontré una entrevista espléndida que le realizó hace un año la periodista Romina de la Sotta. Es una buena oportunidad para leer en las propias palabras de Jaar la explicación de lo que veremos en octubre. Y si Jaar llega a hablar en vivo... hay que hacer lo imposible por ir a escucharlo, es la recomendación de una loquita que no ha podido rehabilitarse de la JaarAdicción.

miércoles, agosto 16, 2006

Lentejas



“Me da dos barritas de cereal y una leche chocolatada, por favor”

“¿Qué comió que se ve tan linda? Cuénteme para comer lo mismo”, me dice el señor del quiosco, ese que es mi fan número uno y que me sube el ánimo hasta en los días en que amanezco más fea.

Entonces, por el aprecio que le tengo, me pongo a pensar de verdad y recuerdo la desordenada alimentación que tuve durante el feriado de la Asunción de la Virgen, hasta que encuentro el ingrediente estrella.

“Anoche comí lentejas”, le digo sonriendo.

lunes, agosto 14, 2006

Crédito aprobado

Ejecutivo Telefónico: La estoy llamando del banco porque le tengo una muy buena noticia: le ha sido aprobado un crédito por $X millones de pesos, para que así pueda adquirir un auto.

Paloma: Sabe que la verdad es que no me interesa tener un auto.

ET: ¿No?



P: No, porque me queda mucho más cómodo venir al trabajo en locomoción colectiva. Me estreso manejando, ¿sabe? Para mí la calidad de vida es muy importante y cuando quiero ir a un lugar alejado, tomo un taxi o llamo a algún amigo generoso.

ET: Ya, entiendo. Pero usted podría ocupar este dinero para otra cosa, es un préstamo de consumo de libre disposición, para repactar alguna deuda, tal vez.

P: No, no tengo deudas y no me interesa endeudarme. Yo soy muy mal cliente para este tipo de productos, porque primero ahorro y después gasto. Ahora, si el banco me quiere regalar el dinero, creo que podría pensarlo.

ET: Jajajaja. Bueno, pero seguramente tiene algunos proyectos personales, que añora concretar.

P: Sí, claro que tengo.

ET: Ve, entonces para eso podría usar este préstamo.

P: Es que mis proyectos personales no tienen que ver con dinero. Tienen que ver con el alma y con los sueños, con los afectos y el amor. No sé si su banco tiene créditos en esa área. Porque si tiene, de inmediato le pido varios millones de alegría y felicidad.

ET: No, lamentablemente no tenemos. Yo también hubiese pedido varios millones de esas cosas. Tiene razón, usted no es buena clienta, pero gracias de todas formas.

P: Gracias a usted y espero que en los próximos llamados le atienda gente que quiera endeudarse hasta tres vidas más, para que así gane muchas comisiones.

“¿No bastaba con decirle que no te interesaba el crédito y punto? ¿Era necesario que le dijeras todo eso?”, me pregunta Rolando muerto de la risa desde el otro lado de la oficina.

“No era necesario, era imprescindible”, respondo.

jueves, agosto 10, 2006

Las manos de mi abuela



“Tienes las manos igual a la Nena. ¡Qué nervio!”, me dijo Felipe el otro día.

Rebeca Korenblit Kaffman es mi abuela, la mamá de mi madre y de mis tíos Daniel, Gabriel y Deborah.




Hija de inmigrantes rusos, nació en Temuco y (aunque le pusieron Elena y todo el mundo le decía Nena) cuando tenía unos ocho años su padre decidió que le cambiaría el nombre por Rebeca y así lo hizo.

Ella siempre me contaba esa y muchas otras historias de su infancia, que tuvo más privaciones que lujos. Por eso, siendo la mayor de 13 nietos y su regalona, siempre me llenó de mimos y regalos, todos los que ella no pudo tener. “Eres la luz de mis ojos”, me decía. “Hija de ricos con padres pobres”, decían mis papás cuando yo volvía a la casa llena de bolsas con muñecas nuevas, batas rosadas, zapatos, relojes y adornos.

La Nena tenía muchas supersticiones, no le gustaban los gatos ni las peceras. También, aunque era bastante prejuiciosa, tenía un fuerte compromiso social con los desposeídos. Ya no se acuerda de eso. En realidad, ya no se acuerda de nada. Hace unos 15 años le diagnosticaron Alzheimer, una enfermedad muy dura que la fue alejando poco a poco de todo, de todos y de sí.

Cuando la voy a ver tomo sus manos entre las mías. De verdad son iguales. También nuestros píes lo son. Le hablo de cosas que hacíamos juntas, de las idas a la sinagoga, nuestras salidas a comprar a las tiendas de “Provi”, las oncecitas en el Tavelly, las idas a Algarrobo, los encuentros de la Wizo a los que me llevaba como una mascota, los viajes que hicimos juntas a muchas partes, las canciones, las fotos, los recuerdos. Ella está lejos, en alguna parte y no sé si las cosas que digo le llegan, pero siento que aprieta mi mano fuerte cuando oye mi voz.

Después de los almuerzos en la casa de mis abuelos, siempre me acostaba con ella a dormir la siesta, antes de que se quedara dormida me gustaba tomar su mano y apretar el lado interno de su dedo gordo, para luego ver como la carne y la piel suavecita muy lentamente volvían a su posición original. Después, intruseaba su closet y me probaba zapatos, abrigos, collares, carteras y me pinturrajeaba con los miles de cosméticos que tenía en el baño. Cuando ella despertaba yo me había convertido en una Nena chica y, luego de la cara de susto inicial, se moría de la risa.

Encontré esta foto de cuando ella y mi abuelo Beny se fueron a vivir a Israel con sus hijos. Hasta hace poco nunca me preocupó cómo habían llegado hasta allá, hasta que mi madre comenzó a recordar el viaje que emprendieron a principios de los ‘60. Tan arraigada tengo la idea de que viajar es en bus o en avión, que me sorprendí cuando la Pilo contó que estuvieron un mes a bordo un barco que zarpó desde Argentina, con varias docenas de personas de otros países latinoamericanos. Allí, la Nena cuidaba a sus hijos, se juntaba con otras mujeres, tejía, leía y escuchaba historias.

Pensé en todos los viajes que hicimos juntas. A veces me peleaba con ella y la iba a acusar donde el Beny. “La Nenita tiene miles de defectos, pero tiene millones de virtudes, por eso la he amado siempre”, era la respuesta de mi abuelo.



Hasta hoy tengo esas palabras clavadas en el alma y en el cuerpo, son algo vivo, tan vivo como mis manos y pies iguales a los de la Nena.


*En la foto mi abuela tiene su mano en el hombro de mi mamá.

domingo, agosto 06, 2006

Noches contentas, mañanas felices



Adoptando amigos, recorriendo la ciudad, descubriendo y redescubriendo lugares. Santiago no aburre.


El lunes por la noche fui a rescatar mis llaves en un cumpleaños en El Barcelona y terminé comiendo rico y conversando mejor. De cine, de teatro, de tele y, por supuesto, de blogs.


El miércoles, Diego me acompañó a la inauguración de la muestra de Patrick Hamilton en la Sala Gasco, saqué fotos de zapatos, conocí a la Tere y a la Ale, tomamos algo en el Amorío y rematamos con una chorrillana del Galindo.




Esta mañana fuimos con la Mara a comprar verduras a la Vega, the real Vega, y recordé las idas de los sábados con mi madre, los caseros, los encurtidos de “El Rabino”. Probé champiñones gigantes, cargué bolsas y pedí medios kilos y kilos enteros, con los ojos, la boca y la nariz llenos de este lugar maravilloso.

Almorcé con mi mamá y mis cuatro hermanos. Le expliqué a la Gabi que si quiere cambiarse a un colegio más exigente, debe partir por sacar la tele de su pieza. “Te lo dice una ex adicta”, argumenté.

“Mamá, no la escuches, ella ya no vive aquí, nos abandonó hace mucho tiempo, y mira su cara demacrada… eso es lo que pasa cuando uno deja la TV”. Rica ella!!!

La tarde siguió con visita flash a Marce Infante, y once con palta y huevos revueltos, con papi y Shlomit, redactando cartas y blog y flickr y besos.

Y volví a la casa a ponerme bella y quitar de mi rostro las secuelas que detectó mi hermana, que delatan en mí a una ex TV adicta.

En la fiesta del aniversario de Zancada en el “Galpón 9” conocí a Paty Leiva en persona y le agradecí por no perder el rumbo y por ser la gestora de uno de los blogs temáticos más consistentes de Chile. En eso estábamos, abordando el proceso de besos y abrazos, cuando ella descubrió a Guillermo y yo, haciendo gala de mi patudez más patuda me acerqué, le pregunté qué hacía en Chile, le dije que me encantaba “Crimen Ferpecto” y “El Otro Lado de la Cama” y le propuse responder el Cuestionario Zancada. Confieso que mientras lo escuchaba, no pude evitar sentirme como Lourdes... Yo también quise chantajearlo.

Con Paty tratamos de recordar las preguntas y lo interrogamos sobre música, revistas, viajes y todo tipo de cosas raras, pero no pudimos recordar dos de los 10 items del cuestionario.

Entonces abandoné la fiesta y partí como corresponsal en terreno junto a Willy, Javier y el resto del elenco de la película "Santos" a la “Oz”, en espera de que sonara mi celular y mi editora estrella me dictara las preguntas restantes. Era una fiesta ochentera. Bailaba a Inxs y Madonna cuando Paty recordó el recital freak y las revistas. “Todas las que traigan muchas fotos de mujeres, vestidas y sin ropa. Soy un voyeur”, me dijo Ferpecto al oído.

Cumplida la misión volví a la casa mientras se acerca el amanecer. Es hora de ir a la cama. Seguramente mi mañana feliz me pillará durmiendo y, en medio del sueño, me preguntaré qué cresta hacen en mi pieza una torta con velas, Diego, la Tere, la Paty, Guillermo y Javier. Estaré respondiendo mi propio cuestionario y a todas las preguntas, invariablemente, responderé lo mismo, “Noches contentas, mañanas felices”.

martes, agosto 01, 2006

Eugenio en el Computador

Tiene 70 y algo más, es abogado y vive en San Martín de Los Andes, Argentina. Eugenio Leguineche es un amigo entrañable y, aunque peca de una modestia infinita, cuenta las mejores historias que he escuchado nunca, pregunta cosas interesantes y responde con gran imaginación. Tengo sus ojos y su risa grabados en mi mente. Pero lo mejor de todo, es que Eugenio no tiene pelos en la lengua. Tampoco en la cabeza.

Ahora, por segunda vez, está tratando de entrar al mundo cibernético y me mandó un e-mail…

"Paloma recibí tu mensaje. Dame 15 o 20 días para aprender a manejar este aparato infernal y te contesto con más holgura. Besos. Eugenio"

Respondo con una especie de tango mal payado:

Fumando espero,
a Eugenio a quien leo
Que escribe desde lejos
con holgura
veo en las letras su reflejo
su ternura

De San Martín es este amigo
que allí nos dio su abrigo
Su mate y su palabra
por un computador hablan.

Paloma... anti poeta-tanguera
(Después de esto, seguro que mi abuela Ilana me deshereda por mal versada).